Desde siempre he contado cosas: las tablas del 1 al 9, anécdotas de paseos y fiestas, chistes verdes para personas rojas, rollos mentales vividos y sobrevividos en las calles de varias ciudades, hasta miradas distintas de hechos (sin)sentido.
Siento que desde que asumí ese contar historias como algo cotidiano, normal, como parte del día a día, soy más humano, percibo más y mejor a la gente, me llegan más las vivencias de todos; no es ningún tipo de periodismo directo sino un simple narrar de escenas cotidianas, pedazos de realidad, una mirada abierta, espontanea, sincera e (i)rrespetuosa.
Estos días estoy bloqueado, tengo entre pecho y espalda mil cosas por contar, mil sentimientos que compartir, mil ideas que activar, mil rutinas por recomponer, un (sin)sentido de datos, fechas, actividades… vainas por hacer, pensar y disfrutar.
Me toca congelar el frame, parar un momento, mirar hacia un lado, mirar hacia el otro, mirar hacia el frente, verificar que el semáforo esté en rojo…. y atravesar de frente. Como debe ser.
Que vaina ahh.