Es la típica anecdota que te cuentan los profesores en los primeros semestres de la carrera de periodismo, al menos en la Uninorte:
“No hay periodista o fotografo de la crónica roja (o amarilla, como mejor les guste) de la vieja guardia que alguna vez no haya hecho bajar al muerto del carro del forense para ponerlo en el lugar original y poder así tomar la foto”
Se referían a que cuando los plumillas y fotografos llegaban tarde al lugar de los hechos y no podían tener el primer plano de la bala, del cuchillazo o del atropello le pedían el favor al conductor del coche de la morgue que les dejara recolocar el cadaver justo para decirle “digan todos whiskyyyy”; si, una práctica un tanto macabra y un poco surrealista pero por lo que tengo entendido del todo cierta.
¿Y porqué carajo hablo de esto hoy? por nada en realidad, algo que me toco hacer hoy me resultó parecido y me trajo el recuerdo. No, carajo, no he matado a nadie ni le he tomado fotos a muertos.
Ya decía yo que era un error hacer ese curso para la memoria y sus técnicas de asociación de ideas.
Offside
Sarna con gusto no pica y si pica…
Tu que es lo que estás consumiendo alejo?
Nada bueno por lo que se ve.
un besito.
bueno todo es según se mire no.. puede que sea algo muy bueno… jajaja
no Amaia no es nada que consuma más bien es esa loca mente que a veces da unas vueltas como raras.
un abrazote