complainingly Buscándola…

Esperaba el metro y la vió. La mujer soñada, la princesa de su cuento de hadas, estaba en la otra acera, dos carriles lo separaban de ella. La miró una y otra vez, buscó su mirada y no la encontraba, esperaba que ella lo mirara para que sintiera la misma sensación de encontrar a su galán prometido. Pero ella no lo miró. Llegaron sus trenes y no pudo verla más.

Apenas llegó a casa buscó sus apuntes, los leyó una y otra vez y vió entre extrañado y emocionado como aquella fugaz figura del metro era idéntica al personaje principal de su novela, esa fantástica novela que llevaba 3 años escribiendo y que no había podido terminar porque no encontraba la inspiración, no encontraba a la musa que le llevara de la mano hasta el fin de aquella historia.

Desde ese día no pudo dormir más, sólo se dedicó a escribir en su vieja maquina todas las ideas que le venian por cuenta de su nueva musa. A partir de ahí el cafe, los cigarrillos aplastados y mucha basura hacian parte de la decoración de su habitación. Pero su musa no era completa, el no haber podido hablar con ella le dejaba cierto vacio interior, en su mente volaban pensamientos que plasmaba en el papel pero ninguno le convencia, no lograba hallarle la forma correcta a su obra. Volvía a estar nuevamente perdido pero ahora era peor porque sabía que en algún lugar de la gran ciudad estaba esperando por el la protagonista de sus inspiradas palabras.

Un día se levantó muy temprano, se afeitó la incipiente barba, se lavó, desayunó en exceso y salió en su busqueda, no sabía por donde empezar por eso empezó en donde la vió por primera y única vez: en su anden del Metro, dejo pasar uno tras otro trenes y trenes, escudriñó entre la multitud de ejecutivos, estudiantes y amas de casa en busca de ella pero no la encontró, soporto pisotones, el mal olor de la masa, aguantó hambre y el frio de diciembre le caló en los huesos, pero testarudo como era se mantuvo esperando.

Después de todo el día de vigilia se desplomó agotado en el anden y empezó a pensar en que tanto valía la pena esta espera, se preguntó si era algo real o si sólo había sido un espejismo inventado por el para escapar del patetismo de su propia incapacidad de terminar la novela y poder culpar a algo o alguien más.

Se levantó a paso decidido listo para abandonar la estación y en ese momento apareció ella, el no podía creer que la veía y menos podía creer que le jugara la mala pasada de estar nuevamente en el otro anden; desesperado no entendía el porqué de ese cambio de anden, no sabía que hacer pero tenía claro que esta vez no la dejaría escapar.

Empezó a correr en dirección a ella, dió un gran salto hacia los rieles del tren, casi cae al suelo pero mantuvo el equilibrio, en ese momento el tiempo real, su tiempo real, se detuvo, de fondo escuchaba muchas voces que gritaban, el ruido de un tren cercano empezaba a dejarlo sordo pero sobre todo la voz de su musa le llegó como un tijeretazo de la realidad: “este es el final que necesitaba tu novela” le dijo gritando, el la miraba sin entender pero en ese momento, mientras las luces del tren que se acercaba a toda marcha lo cegaban, frente a sus ojos pasaron en cámara rápida no sus recuerdos personales sino la historia completa que estaba escribiendo… la siguiente imagen fue la cercana luz del tren y todo acabó.

Simple, ella le cambió el final de la historia porque en su historia era ella la que moria.

9 thoughts on “”

  1. Mientras leia tu historia iba acomodandola a los personajes de mi vida…Ninguno de ellos era yo.(Que buena historia Alejo)

  2. No, por favor!!Como se pudo haber acabadó asi, me dejas un dulce amargo sabor. Dulce porque me sumergiste y hasta estaba pensando en la inolvidable Anna Karenina de Tolstoi y, en o amargo de ver morir a inventor de la obra.Un abrazo cálido desde Colombia!

  3. Que me quiere decir esta historia? este mensaje? Me da por hacer analisis y reflexion en busca de respuestas que no encuentro en ningun lado.Un abrazo.

  4. Orale armadillo, de cual fumas pa inspirarte? jejejeMuy padre su historia, me sumergió por un ratito en esas historias que hace mucho tiempo que no leo, buena literatura que te adentra en los personajes y que se cala en tu imaginación para que las vivas.Gran escritor, Don armadillo!Saludos desde Campechito

  5. Tal vez llegué tarde a comentar. Algo que decir:
    Noooooooooooooooooooooooooo!!! Por que decidiste matarla al final?
    Parece que no muchas historias tienen finales felices.
    Sólo esperaba que éste si…

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