Cuando me encontré con Martina Imagina esta tarde me dijo, con cierto secretismo y bajando la voz:
– Te quiero mostrar algo…
Se metió la mano a la chaqueta y mirando hacia los lados para confirmar que nadie viera su tesoro me mostró:
– Mira, me regalaron un piquis…
Mi cara fue un poema, solté la carcajada y le dije…
– ¿Piquis?, no señor, eso se llama boliche*…
Ella, nacida barranquillera pero criada cachaca sólo atinó a decir:
– ¿Boli…que? uishhh (leáse con tono rolo) papi si hablas raro…
Y siguió jugando con su “Piquis”.
Al rato llegamos a casa. Mientras se quitaba la ropa para entrar a bañarse puse música, puse mi playlist “coletera” de Spotify y la primera que sonó fue BOMBA ESTEREO
“Que bonito es bailar apretado
Que bonito es estar a tu lado
Que bonito es bailar apretado
Que bonitoRecuerda aquella noche en carnaval en Barranquilla
Después la gozadera y bailamos en la puntica…”
Martina salió del baño, con el pantalón a medio bajar, la camisa de lado y una media puesta y la otra no y me dijo:
– Esa, esa, esa me gusta papi…
Y empezó a mover los hombros, los brazos y todo su cuerpo hacia mi con una cadencia que era puro #VacileEfectivo
Empezamos los dos a bailar y reír en el pasillo, hay cosas de la vida que son gratis…
Esa dualidad de Martina me encanta, no es ni de aquí ni de allá, es de muchas partes (y las que le faltan)…
Fue un día complicado, de correr de un lado para el otro, pero gracias a ella, como siempre, terminó bacano (bacano, loco, bacano)…
*También conocidas como canicas, metras y otros nombres según el país…