Supongo que acostumbrado como estoy a un ritmo de vida agitado en el que 2 trabajos, doctorado -bastante olvidado por cierto-, novia, blog/vlogs, familia, proyectos y mundos paralelos coexisten en 24 horas que casi parecen 2, tener todo un día para mi solo, todo el tiempo para caminar errante sin rumbo fijo son una bendición.
Estas vacaciones de fin de año han venido perfectas, necesitaba tener una temporada de estar tirado en el sofá, de mirar al techo, de dormir hasta que mi cuerpo dijera levántate sin depender de la dictadura del reloj despertador -a pesar que a veces me levantara a la misma hora del día a día- de caminar sin son ni ton, de tener tiempo para leer, para pensar, para divagar.
No pensar para donde voy ni de donde vengo como es la rutina habitual, simplemente ser y fluir, reir, observar, sopesar… darme cuenta que lo del día a día no es necesario sino habitual, que lo habitual no necesariamente es bueno y que lo bueno puede estar acá o allá.
Me toca tomar dos decisiones importantes estos días, dos decisiones que cambiaran -para bien- toda mi rutina para el 2009.
Una ya la tomé, la otra… en esas ando.
Cambio y fuera.
Me sigue gustando lo que escribes pero deja de darle tantas vueltas a la cabeza.
Más bien cuando armas paseo para la samaria. Te has olvidado de los pobres. un beso.
Me sigue gustando lo que escribes pero deja de darle tantas vueltas a la cabeza.
Más bien cuando armas paseo para la samaria. Te has olvidado de los pobres. un beso.