Cuando llegué a Barcelona en el hoy lejano 2005 mi primera oficina quedaba en la Carrer Pelai al lado de Plaza Universitat apenas a un par de calles del inicio de La Rambla.
Acababa de llegar a una ciudad en la que conocía poca gente y en la que cada uno tenía ya sus propias dinámicas, para mal de males los euros en el bolsillo eran todavía pocos por lo que mi plan de mediodías, tardes y muchas noches era recorrer la cercana Rambla y maravillarme de lo simple que era ser libre en un espacio como ese en donde gente de todas las nacionalidades paseaba tranquila, se reía con una estatua humana -yo mismo fui estatua humana por un día para festejar un 20 de julio– compraba flores o tomaba una cerveza acompañada de unas tapas.
Fueron muchas las “cerveza beer” y las empanadas picantes de los Pakis que comí en ese escenario, fueron muchas las noches de fiesta en Barcelona que por una razón u otra terminaron ahí, apoyados en una banca, hablando de manera extraña cualquier idioma intentando acercarnos a otros, porque eso era, y es, para mí La Rambla, un lugar donde encontrarse y acercarse a otros…
Unos años después volví a Colombia y cada vez que me entraba la nostalgia de Barcelona buscaba (y busco) en YouTube a Manu Chau:
“Rambla pa’qui Rambla pa’lla
Esa la Rumba de Barcelona
Te mercé Mademoiselle
Mademoiselle d’Avignon
Te mercé o Bixo Bahía
Te mercé Escudellers…”
Hace un par de meses estuve de nuevo allá y no pasé por La Rambla. O si, pasé varias veces pero siempre atravesándola, del Gótico al Raval y viceversa, nunca bajé por ella porque la marea de turistas me dio algo de vértigo.
Ahora llevo dos días leyendo noticias, yo que rara vez lo hago, y leyendo los muchos estados en redes sociales de amigos y conocidos que siguen por allá llenos de miedo pero también de fuerza, de energía y de valor y me da una tristeza enorme.
No, no se debe dejar entrar el miedo al lugar de la tranquilidad.
Un abrazo grande para todos los que están allá, sean de donde sean…
“…. ‘Han tancat la Rambla’. Traduzco del catalán la primera estrofa: “Han cerrado la Rambla, han echado a todo el mundo, han vaciado los árboles de pájaros y flores”. Esta vez, la Rambla se cierra por matanza. Tras el horror del crimen, el asombro ante lo imposible: ¿cómo imaginar cerrado el espacio más abierto del mundo?”