Caminando, corriendo, en el autobus o en el metro lo sientes siempre. Se palpa en el ambiente y en los altavoces que cuadruplican su información. Es extraño al comienzo y al final se vuelve la razón de todo, es curioso, llamativo, interesante y una fuente de incesantes anecdotas.
Llega el día en que te das cuenta que eres un habitante de Babel, que caminas a traves de una eterna torre en la que todos conocemos de todos y de ninguno, en la que todos oímos pero no interpretamos, en la que todos sentimos pero no vivimos.
Pero provoca espiar, mirar, escuchar y sobre todo verse reflejado en las historias del otro.
Y es que hace rato yo también me siento todo un habitante de Babel
Sigo pensando, sigo oyendo, sigo grabando…
Offside
One week left… just one.
L-O-C-O
L-O-C-O
Después de vivir en un entorno así, la vida no puede ser vista de la misma manera como la veía uno antes de salir de Colombia, donde lo más raro era escuchar los acentos de otros colombianos de regiones geográficas diferentes y ni que decir cuando se aparecía algún mono alto y langaruto, en bermudas y despeinado y con balaca, hablando inglés, francés o alemán… eso si era raro.
Pero luego, cuando pasas una temporada en ciudades en las que la diversidad es lo común, nada vuelve a ser igual. El lenguaje pasa a segundo plano y se empiezan a despertar inquietudes como esa… Afortunadamente.
Cualquier parecido con nuestra conversación de ayer (antes que la Natalia me echara al agua) es puuuura coincidencia, no?
Cada pedazo de planeta es un pequeño Babel, lo que pasa es que la diversidad no está solo en el idioma, sino tambien en las costumbres, en los acentos, en las formas de pesnsar… el chiste está en saber aprovechar lo bueno que va llegando y sacarle el jugo al máximo, y a lo malo ignorarlo y seguir viviendo.