Cómo no creerle…

“Gracias de corazón que me falla el corazón”, entrada del metro, un bote con tres monedas de 50 céntimos y una de 1 euro y a su lado este cartel ¿no podía ser más explicito?, quien sabe, pero si no, su cuerpo si lo era: una delgadez extrema y un muñón en cada una de las rodillas como parte final de su pierna me muestran la total necesidad. Cada día tropiezo uno y otro indigente por las calles de BCN, hay menos que en otras partes claro está, pero los hay y cada día debo mirar para el lado, escondiendo lo mal que me sabe, pero teniendo claro al mismo tiempo lo poco que ayuda dar el pescado y no enseñar a pescar.Mi hemisferio derecho me dice que no DEBO darle nada mientras el hemisferio izquierdo me dice que no PUEDO darle. En eso sale el periodista que todo lo pregunta y cuestiona porque dice que le falla el corazón si lo que tiene mal son las piernas. Me espero una respuesta chistosa, tipo “ahhhh es que el cartel es de mi hermano y no los turnamos”; pero no, el señor se acomoda con toda la dignidad que puede y me dice una de esas frases con las que uno quisiera no haber preguntado nada: “hijo yo nací así, nunca supe lo que era tener piernas así que que más da, por ahora lo que quiero es verme el corazón con un doctor que ese si que hace falta”.

Los dos hemisferios sigue en su pelea y mientras tanto, sin que nadie la vea, la mano derecha se desliza hasta el bolsillo, saca la primera moneda que encuentra y la echa. Sigo caminando, hoy no estoy para hablar ni para preguntar mucho. la lección del día ya la tengo.

Que se le va a hacer encontré al único indigente de BCN al que le creo.

Offside
Ánimos, la vida es grande y aunque el se fue tu sigues acá. Ánimos.

5 thoughts on “Cómo no creerle…”

  1. Lo grave para el indigente es que en esa pelea de hemisferios, con el que gane esta jodido.saludos

  2. Historias como estas me recuerdan que uno es bien quejetas.Y de vez en cuando es bueno dejar que el corazon sea el que decida, no?, como para darle un recreito al cerebro.

  3. No sé si lo mío sea cinismo o completa insensibilidad pero… mi corazón se apachurra pero el cerebro siempre termina amordazándolo.

  4. Yo generalmente nunca doy limosnas, pero en un caso de estos creo que mi corazon le ganaria la batalla al cerebro. Lo que si me da piedra es ver tipos jovenes, enteros, perfectamente en capacidad de trabajar pero prefieren pedir limosna. Eso si da tristeza, sobretodo en este pais.

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