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Feliz Navidad

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Pobre pavo 😉

Que los que estamos fuera de nuestro país siempre la pasamos mal para las fiestas navideñas es en definitiva una leyenda urbana.

Si, nos hacen falta la familia, los amigos, las comidas típicas, el festejo en la calle, las tradiciones de cada año, los traqui traque, volcanes, matasuegras, la fiesta en la Escollera, las novenas  y toda la parafernalia asociada a la navidad y el año nuevo.

Nos hacen mucha falta todas estas cosas pero no se puede vivir a punta de recuerdos y por eso toca armar una buena cena, sacar los discos de música vieja, empinar un par de tragos de ron o aguardiente y -con la familia natural que siempre terminamos creando los inmigrantes a nuestro alrededor- brindar  por los años que vienen, por lo que falta por compartir con los nuestros, por un año más disfrutando de esta aventura…

Todo esto sin stress, sin rollos, sin una lagrima rodando por la mejilla ni una llamada in extremis para decir mamá te quiero y me haces falta. Y un carajo, claro que todo esto nos hace falta, pero la navidad es una época feliz,  de compartir, de alegrarnos y de alegrarlos no porque sea una obligación sino porque es un sentimiento que nace.

Estoy alegre porque uds lo están, ya son 5 navidades por fuera y ya la nostalgia sabe donde esconderse para estas épocas, por eso desde estás páginas quiero desearles a todos una gran fiesta de navidad, disfruten al máximo la compañía y la gran comilona, guarden un poco y me lo mandan por servientrega…

Toda una leyenda urbana…

Un gran abrazo navideño para todos.

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Vodka con naranja…

La bolsa era vieja, de estas que ya llevan un buen trajín sobre ellas. Sobresalía una botella de vodka barato y jugo de naranja. Tenía barba de varios días, caminar cojo y un tic en los ojos que le hacía más repelente.

– Míralo, mira como el macho paloma hace el baile de aparejamiento- Dijo molesto al aire mientras imitaba con su cuerpo los extraños movimientos del ave.

Es lo que tiene la rutina diaria, no es que los locos de Barcelona me busquen. Yo los busco a ellos.

Cada año se duplica el número de palomas que se cagarán en tu moto, en tu bici, en tu coche o, maldita sea la hora, en ti mismo– Grita con desesperación, mirando al cielo como esperando una plaga bíblica consecuente con la navidad que borre de un plumazo todas las palomas que inundan la plaza.

Ese aumento puede ser molesto pero supongo debe ser la evolución natural de la especie-  le refuto yo, de puro entrometido y siendo consecuente con mi extraño interés por hablar con los locos o desequilibrados que me suelo encontrar por las calles día si y día también y que supongo viene de la necesidad de reafirmarme como cuerdo.

–  De evolución nada, el 99% de las aves se aparean una vez al año, sólo estás, las ratas del aire, son las que les da por tocar los huevos y aparecer en manada- Dice con aire de suficiencia y estudiados movimientos de profesor mientras empina un largo trago del vodka de marca desconocida.

El semáforo sigue en rojo, me ofrece un trago, le miro a la cara y caigo en cuenta en su acento extranjero, seguramente atrás hay una historia por contar. Su mano alargada con el trago espera mi aprobación.

El semáforo se pone en verde. Camino adelante.

– Gracias no bebo- Le digo para zafarmelo y sigo caminando derecho mientras una paloma se caga en mi cabeza.

Ya iban varios días que no me tropezaba a BarceloCa.

Por la rivera se ven arbustos y cocoteros…

Son las 8:55 pm del 7 de diciembre de 2008, en pocas horas todos en mi casa estarán sentados en la puerta, meciéndose en la mecedora, tomando una cerveza Aguila y saludando al vecino.

Mientras, de este lado del charco, yo me tomo una cerveza Mahou que no sabe a nada o como mucho sabe a nostalgia, llamo a todos a desearles un feliz día de velitas y mi tio Alvaro, el más mamador de gallo de todos, me dice: “eche y de cuando a acá uno felicita por el día de las velitas, hay que ver que eso de estar lejos vuelve pendeja a la gente” y se rie con escándalo…

Yo me tomo otro sorbo de cerveza, le doy un abrazo  a ella y sólo pienso… Rema rema rema ligero Juan Rema rema que vas llegando al baile.

Le subo al parlante, busco en youtube las cuatro fiestas y lo primero que me muestra son las cuatro estaciones de Vivaldi, hasta youtube está en contra de la nostalgia…

Que linda la fiesta es
en un 8 de diciembre (bis)

Al sonar del Traqui traqui
que sabroso amanecer

Con ese ambiente prendido
me dan ganas de beber

La pascua que se avecina
anuncia la navidad

Un año nuevo se espera
que dan ganas de tomar

Fin de semana de Escapada Tepee

No tengo carnet de conducir, no manejo un coche hace más de 5 años y no tengo mucha intención de hacerlo por ahora … aun así la gente de Peugeot me invitó este fin de semana que pasó a la Escapada Tepee, supongo que necesitaban quien hiciera el video.

Estuvimos en el Valle de río Verde cerca a Granada un grupo de 25 personas entre personal de Peugeot, los 6 ganadores del concurso online, el equipo de BRM y Diana Media y 12 bloggers. 

La idea era conocer la nueva gama de coches Tepee a la vez que se disfrutaba de un fin de semana de aventura y distensión.

Y si que se hizo.

El sábado bicicleta de montaña, dos grupos: los iron men y los perezosos; yo por supuesto me fui en el segundo grupo y aun así hicimos una ruta de 14 km en bicicleta con mucha bajada pero con una que otra subida que nos sacó los colores.

El domingo inició con la llegada a una zona bastante nevada a la entrada del parque nacional Trumujuy (no se llama así, tendré que mira el video  y actualizar) y a partir de ahí una caminata en medio de una zona de bosque a lo largo de el valle del río verde, unos paisajes increíbles y unas vistas para recordar.

Entre cada actividad tuvimos tiempo para hablar, reír de buena gana con los comentarios de tito Roberto, darnos unas buenas comilonas y hasta algo de fiesta hubo.

Dejo unas cuantas imágenes hechas con el móvil ya contaré la experiencia con más calma y colgaré el video estos días…

 

Pueden ver más fotos y videos en el blog de la escapada o en su flickr

Habitantes de Babel – Capítulo 1

Mientras respondía a mis preguntas Giselle miraba de vez en cuando el reloj, no estaba desesperada, imposible en un personaje tan calmado como ella, pero sabía que el tiempo corría y que aun le faltaban muchas cosas por hacer en las 14 horas que le quedaban en Barcelona.Sus respuestas eran claras, concisas, marcadas por la nostalgia y el recuerdo. No es fácil decir adiós al lugar donde viviste 11 años.

No fue posible en un par de horas de rápida entrevista captar todas sus experiencias pero si que fue posible captar toda la fuerza de una larga estancia fuera de su tierra, una larga estancia siendo inmigrante.

Con este capítulo doy inicio a la serie documental Habitantes de Babel, (micro)relatos de inmigración. La idea es mostrar las mil y una historias que vivimos los inmigrantes, las vivencias, los problemas y las alegrías.

http://vimeo.com/moogaloop.swf?clip_id=2344787&server=vimeo.com&show_title=0&show_byline=0&show_portrait=0&color=00ADEF&fullscreen=1

Con habitantes de Babel, no se pretende contar ni triunfos magnificados ni perdidas exageradas sino simples historias de vida, fragmentos de existencia que nos permitan descubrir y describir procesos y conocer el qué, cómo, cuando y donde de toda esa vivencia.

Aprovecho para dar las gracias a todos aquellos que hicieron posible este inicio: Freddy Vargas en el diseño gráfico y Ana Vallejo y Margarita López en la traducción.

De igual forma quiero agradecer el valioso aporte de Joan Planas, Gonzalo Martín, Xavier Muñoz, Roger Casas, Juan David Escobar, Paola Vargas y Julián Ortega quienes con el feedback ofrecido a la muestra previa del primer episodio me permitieron mejorar muchos aspectos que desde adentro a veces se nos pasan.

Así funciona, La historia de los inmigrantes la tenemos que contar los mismo inmigrantes…

Visita http://habitantesdebabel.com

Y salta…

A veces es el otoño, a veces es el verano, a veces las dudas, a veces las certezas, el poco tiempo y las múltiples ocupaciones siempre se asoman; pero para todo hay tiempo hasta para arrancar. Siempre hay una excusa,  una razón o una emoción detrás de la que escudarse.

Pasa que a veces los proyectos que te inventas en aquellas noches de luna llena no los conoce  sino el lobo feroz porque le das vueltas y vueltas y lo que toca es saltar…

Ya tengo todas las fichas del dominó en la mano, ahora revuelvo, le hago una seña a mi compañero, me mientan la madre y pongo el doble seis sobre la mesa.

¿Si o no habitantes de la tierra?

El arte callejero de las calles de BCN

Cuando era un adolescente medio rebelde, sin pelo largo pero con muchas malas mañas, una de mis frustraciones era no saber pintar, de manera oculta, en hojas perdidas intentaba dibujar lo que fuera pero nada tomaba forma decente. Puede que desde esa época empezara a mirar con admiracón los que eran capaces de diseñar un simpático personaje a partir de líneas y circulos y puede que a partir de ahí me empezara a llamar la atención conocer y entender lo que cuenta una ciudad a partir de su arte callejero.

Las calles de Barcelona son paredes abiertas a todos aquellos que gustan de expresarse por medio de un dibujo, una frase o una firma. Ese arte callejero refleja bastante el sentir de sus habitantes, al menos de los más creativos.

Las persianas de los almacenes, los buzones de correo, la calle y cualquier espacio liso es un buen soporte.

Hay de todo tipo de grafitties: reivindicativos, artísticos, de reclamación y hasta egocéntricos.

Normalmente me los tropiezo rumbo al trabajo o paseando por ahí y siempre les tomo una foto con el móvil para armar mi archivo particular de lo que piensa, siente y dice la gente en las calles de la ciudad.

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El muro

Ehh, tu. Si, tu, del otro lado de la pantalla. Si, tu, no voltees, es contigo.

Suelta el mouse, aleja tus manos del teclado. AHORA.  Respira profundo, lentamente, aspira, suspira, una vez más aspira, suspira.

Ahora mira  hacia el techo. CONCÉNTRATE. Ya no es un techo; en este momento se ha convertido en un muro en donde escribir, estiras tu mano y tienes botes de muchos colores con los que grafitear toda su superficie.

Dale, anímate, escribe, dibuja, pon una frase, un pensamiento, una idea.

Ahora vuelve al teclado, ves a los comentarios de este post haz lo mismo, teclea, rápido y secuencialmente, no pienses, sólo escribe lo primero que se te venga a la cabeza, un chiste, un poema, un pirop, una declaración, una queja o una adivinanza, da igual si pones tu nombre, si vas de anónimo o si firmas como superman. Lo que importa es que te EXPRESES.

Ahora yo cierro mis ojos, hay 1,2,3,4,5 cien ideas en EL MURO, en mi muro.

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¿Volver? (3/3)

order isotretinoin uk Dicen que no hay dos sin tres, así que para cerrar este ciclo de post sobre el volver a la tierra después de probar la vida del otro lado del charco escucho lo que me cuentan Clarisse desde Brasil y David desde Barranquilla, Col.

tangibly Clarisse Coradini, periodista, Brasil

La fecha registrada en mi pasaporte me dice que he regresado de España hace ya casi tres años… pues yo no me fío. De verdad lo que siento es que aún no acabé de hacer esa mudanza, una parte muy importante de mi corazón se quedó allá y como que se recusa a volver. Voy forzando, y recién ahora me siento viviendo más en Florianópolis que en Madrid.

Cuando estaba en Madrid, sentía que la imágen que se hacía de Europa en Sudamérica no correspondía a la realidad, que lo cotidiano era mucho más duro que el sueño dorado que se relaciona al viejo mundo. Ahora, por el contrário, nustra violenta realidad sudamericana me hace creer cada vez más que la calidad de vida corresponde al otro lado del charco…

Y vamos, yo aquí tengo una vida buenísima. No me puedo quejar. De hecho, no me quejo, pero paso los días echando de menos las cosas de España, las noches de marcha, los viajecitos de fin de semana, las amistades de todo el mundo…

Volver es como reconstruir la vida sin tener un objetivo tan claro como era el hacer el master y sin una fecha de final que dejaba los malos ratos mucho más fácil de aguantar – por lo temporal que era todo- Nunca he hecho nada tan maravilloso cuanto lanzarme a vivir en España, tampoco he enfrentado una tarea tan difícil como regresar y rehacer mi vida en Brasil. De todo eso, claro, salgo con más madurez y la idea de que mis proximas vacaciones deben incluir Madrid o sí, o sí.

David Pino, Ingeniero, Barranquilla, Col.

Una de las primeras experiencias que me ubico en la realidad de lo que significaba volver a mi país, después de haber estado dos años por fuera, fue al hacer la escala en el Aeropuerto El Dorado de Bogotá, yo estaba en la puerta de un estrecho pasillo esperando una busetica que según el vigilante pasaba cada cinco minutos, cuando yo llevaba casi veinte esperando (una impuntualidad que absolutamente nada tenía que ver con Suecia o incluso con España, los dos lugares donde viví en Europa); hace unas horas yo había tomado un puntual y moderno tren en el Aeropuerto de Madrid Barajas para cambiar de Terminal; las diferencias tecnológicas, de infraestructura y organización eran más que evidentes y era solo el comienzo, un pequeño hecho que desde temprano me decía: “ya estas en Colombia”.

Sin embargo, todo ello, terminaría pasando, al menos provisoriamente, a un segundo plano por la enorme alegría de volver y de algún modo recuperar lo que siempre había sido mío: ver a mi familia y amigos, volver a mi casa, probar la comida de mi mamá, bailar una salsa en Barranquilla, oír una cumbia, comer un caribañola en la calle, etc…cada pequeño detalle se convertía en un evento único e indescriptible; eran todo un momento de celebración y descubrimiento; con tantas emociones y alegrías en ese período  aún sigo convencido que mis primeras semanas en Barranquilla han sido las mejores vacaciones de mi vida.

Después de este  período idílico y habiendo recuperado cada sensación perdida empieza la realidad, la realidad de reconstruir una nueva vida, porque uno de los mayores engaños que se puede sufrir es pensar que el tiempo se ha detenido mientras uno estuvo fuera y que las cosas seguirán siendo tal como uno las dejo. Entonces, desde encontrar un trabajo y reintegrarse a la vida social, empieza el verdadero proceso de adaptación al regreso; un período en el cual pasan por la mente de uno las antes impensables comparaciones entre un mundo y otro, tratando de responder sin poderlo hacer si era mejor estar aquí o allá, y a veces encontrando como única respuesta la frase “no hay nada mejor que casa”.

Escuchando las historias de los que volvieron me di cuenta que aunque no planee volver por ahora hay mucho por hacer, mucho por apropiarse y mucho por recordar. Es una buena etapa de la vida y por eso hay que seguir trabajando para no tener que escribir mi crónica de la vuelta  a casa todavía .

Gracias a Liliane, Paul, Marianne, Cata, Clarisse y David por  escribir esta sencilla serie de experiencias.

¿Volver? (2/3)

Y sigo escuchando lo que me cuentan aquellos amigos que por una u otra razón aparcaron la búsqueda del sueño europeo y volvieron a trabajar en sus países.

Sus escritos me muestran un ambiente y unas sensaciones, sus descripciones me hacen notar que volver no es tan fácil como parece ni tan difícil que no se pueda, para bien y para mal el ser humano es un animal de costumbres.

Cata es de Bogota, Mariam de Caracas, las dos fueron mis compañeras de piso en la época de Madrid, las dos se devolvieron y las dos tienen algo que contar.

Ana Catalina Baldrich, Periodista, Colombia
Cuando el país es un punto

Regrese a mi Colombia hace un par de años, sin querer para ser sincera ya que España y en especial Madrid me llenaron de vida, de ideas, vivencias y de todo lo que se necesita para sentirte en casa. Sin embargo, por razones que no vienen al caso volví a ella y en ella vivo intentando a diario no extrañar el país del otro lado del océano.

El temor primero del regreso se resumía en trabajo ya que todos sabemos que no es fácil vivir de lo que te gusta en un país en donde la mayoría de los medios pertenecen a unos pocos. Pero la suerte me acompaño así como la experiencia de España que a pesar de la distancia me persigue.

Hoy trabajo para una agencia de noticias española y desde acá no pierdo el contacto con la paella y las tapas, disfruto de la bandeja paisa y el arroz con pollo pero con el gusto del sabor castellano a diario.

Soy feliz aunque extraño, y si extraño es porque cuando puedes vivir fuera de tu burbuja te das cuenta de que tu país no es mas que un punto en un inmenso globo, un punto pequeño que te da las bases para ser quien eres pero que te anima a descubrir los demás puntos. Mi gran país inmenso y rico es solo es un punto y por eso ahora fijo la mente en el resto del mundo que falta por descubrir, una parada en mi propio punto para tomar fuerzas y luego continuar en el viaje preparado para los que amamos la patria pero queremos dejar las fronteras para asumir que nuestra nacionalidad son tres colores que se ven mejor cuando se mezclan con el azul y el verde del globo entero.

Yeimi Ramirez Avila, Venezuela, Periodista

Caminar de eso se trata esta historia. Andar por vez primera, paso a paso si se quiere o al ritmo de las ganas mezcladas con el desconcierto, pero andar. Un largo trayecto lleno de esperas, rostros que se dibujan a lo lejos. Entre éstos se reconoce la imagen de la impaciencia. Valijas que parecieran transitar torpemente entre colores y cargas. Movimiento sí mucho movimiento y al final la palabra esperada Bienvenido pero a qué, a dónde y hasta cuándo. Interrogante esta última que aparece justo en el momento en el que los tiempos deberían importar poco o nada.

Cuentas, no las distancias sino las horas que te separan de ese que piensas es tu lugar. El mismo que dejaste atrás y esperas encontrar cuando la idea del retorno apremie.

Volver, regresar, reencontrar serán las inevitables víctimas de la transformación, de las ganas permanentes, de las dudas, e incluso del riesgo que puede llevarte a la convicción.
Un paso adelante y otro más haciendo espacio entre olores de añoranza, entre el sabor de la sorpresa y la sensación de recobrar aquello que sólo la distancia se lleva.

Transitas, sí transitas como un observador permanente ávido de experiencias que compensen esos primeros días en los que crees que no perteneces a nada y que aquello que consideras es tuyo se quedó unas cuantas horas de vuelo atrás, pero transitas.
De pronto y sin ser un proceso conciente comienzas a pertenecer. Tu rostro se vuelve conocido y tus sentidos ya no libran una batalla de fuerza, por el contrario se acomodan y se establecen. Las leyes de la adaptación se apoderan y más que sobrevivir, vives, convives, descubres, experimentas, conoces y reconoces que puedes tener un lugar incluso a más de 9 horas de tus memorias.

Comienzas el día sin costumbres, llega la tarde sin hábitos y la extraña noche se acomoda por aquello de las diferencias horarias que cambian tu biología interna y te diseñan un nuevo esquema. Pronto te haces cómplice del cambio, comienzas a notar que tu experiencia no es única, se multiplica entre muchos que dieron el paso de caminar en una nueva historia.

Te identificas y te agrupas. Los días se te hacen más personales, propios, entre las abundantes diferencias con las que no puedes hacer algo distinto a crecer. Terminas dejándote seducir por esa abrumadora y encantadora avalancha de experiencias. Te vuelves otro, ¿mejor? sólo otro. Uno que aprendió a lidiar con las diferencias y se creció en ellas. Uno que sabe que esta marcha se trata de aprendizaje. Uno decidido absorber hasta el último acento que te enriquezca.

A la par de todo este devenir de historias el tiempo ha seguido su curso aquí cercano y allá de donde a diario recibes cartas, bendiciones, llamadas de larga distancia que te mueven los recuerdos para que no olvides de dónde viniste. Lugar en el que dejaste una puerta abierta y detrás de la que habrá en todo momento la posibilidad de tocar de cerca tus memorias y regodearte entre el tiempo que te hizo crecer.

Vuelves siendo otro ¿mejor? insisto sólo otro.