Las noches barranquilleras me dan para pensar, pasan carros que oigo de manera clara desde mi balcón, escucho al vecino viendo el programa de chismes de moda, más abajo se escucha a un bebe llorar, escucho unos grillos que después de viejo me enteré que no son grillos sino ranitas que dan su tono elevado y hasta el olor de la hierba cortada sube hasta mi apartamento.
Miro estrellas, repaso la jornada, día, noche, ideas, fragmentos de cotidianidad, la vida es una locura, pasa de todo y no pasa nada, pensamientos furiosos, lucha interna, sueños de aire, gritos de necesidad.
La gente, que bella es la gente, jornada de manos y codos, de abusos y desusos, de encuentros y desencuentros; la vida cotidiana es recelosa y prevenida, te da la silla y te la quita, cuan raro es sentirse extraño en tierra propia.
A lo largo de nuestra historia, de nuestro guión, nos encontramos y nos alejamos de gente, descubrimos perlas en bruto y brutas con perlas, nos estrellamos en el feeling y descubrimos que la química es más que tubos de ensayo y pipetas.
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Al final me doy cuenta todo esto no es una locura, es realidad pura y dura que nos enfrenta a los poderes, a los saberes, a ti y a mi y viceversa.
“cuan raro es sentirse extraño en tierra propia.” Si me ha pasado antes
De ahí, que Cabral concluyera “no soy de aquí, ni soy de allá”, el extraño es uno, la tierra siempre ha sido la misma.
Welcome back…..again….ya mas consiente de que estas aqui 🙂