Fue un día de esos en los que te preguntas sobre el porqué de las cosas, de hacia donde van o de si vale la pena tanto y tanto sacrificio… como siempre la respuesta es si, si vale la pena. Algún día se verá retribuido. Aun así, no puedes evitar que la menta levite y piense en lo mierda que puedo llegar a ser todo.Aquí es cuando surgen mil manos amigas y no tanto y dan pequeños golpes de espalda, tranquilo bobby tranquilo; pero no es fácil, porque lo que te repiten una y otra vez ya lo sabes, sólo quieres sentir al desazon de tener y no tener claro todo y nada.
Como siempre, cual tarta de crema en cara de payaso la realidad se estrella en mi de mil maneras, cual más directa.
- Yo recuerdo al comienzo, me paseaba por Passeig de Gracia tratando de matar el hambre con algún cigarrillo pedido por la calle, no tenia ni un duro.
- Yo lo que hacía es que me iba a la verdulería frente a mi casa todas las noches y esperaba a que cerraran para recoger las verduras que botaban, la mayoría estaban buenas, no te imaginas los coliflores que cogíamos.
Es hora de cenar, los que hablan son el jefe de cocina y el camarero del restaurante en el que trabajo en las noches (eso ya será otra historia), argentinos los dos, con mucho recorrido por el mundo e historias mil por contar.
- Al principio me daba asco venia de vivir en Surafrica donde ganaba super bien y vivía mejor y acá me tocaba comer mierda… me sentía super mal con eso. Poco menos que un pordiosero.- Dice el cocinero recordando viejas épocas.
- Era super heavy. A mi al principio igual pero llegó un punto en que me dejo de importar, era una simple cuestión de supervivencia. –empieza a recordar el camarero-
Yo escucho las historias, mientras como callado muy callado mi delicioso wok de gambas, llega un punto en que el silencio imperante me hace sentir que que los dos esperan que cuente
MI historia de vida en España.
- Pues yo recuerdo… una vez… no en realidad… – Mi voz duda, busca, busca, busca y no aparece nada-
No, no me sale ninguna historia al nivel de las que han contado ellos y es que pese a que a veces siento que me quejo mucho por todo lo que me toca trabajar para seguir Living la vida en BCN buy provigil online south africa desde que cambié mi chip de estudiante becado a inmigrante llevado nunca me ha faltado trabajo y por ende nunca me ha faltado comida para echarme a la boca.
- Joder tio, nos tocó el único colombiano pijo (de dinero) que no ha pasado hambre. – se rió uno de ellos.
- No me lo creo, nadie llega con el pan debajo del brazo, no como inmigrante- Apostilló el otro.
Los dos se rien a carcajadas y yo me les uno, es verdad, no puede haber sido tan facil. Entonces les cuento que aunque no haya pasado hambre si que ha sido un camino duro y culebrero, que me ha tocado hacer mil sacrificios, jornadas interminables, doble trabajo, cero fin de semanas libres y cero vacaciones todo esto combinado con la terquedad de estudiar y meterme en mil actividades más que pese a su poco rendimiento económico son las que me han permitido que la cabeza no naufrague, aunque a punto haya estado.
- ¿A partir de cuando empezó a mejorar todo?- le pregunta uno al otro.
- Como al año y medio de estar por acá, fue cuando empeceé en la inmobiliaria. Al menos ya había carne en el plato un par de veces por semana.- Dice uno de ellos mientras se rie estrepitosamente.
- Para mi el primer año fue caso especial porque no estaba en el plan de trabajador sino estudiaba con beca y eso me dejaba estar más tranquilo pero después tarde más o menos ese tiempo en adaptarme y acomodarme.- Afirmo yo con la propiedad del que también le ha tocado complicado.
- Si, yo creo que ese es como el promedio.- Sentencian los dos con la voz de la experiencia.
Lo más curioso es que la conversación surgió de la nada mientras conversabamos sobre los Okupas -jovenes que deciden vivir sin reglas y que no tienen ni sueldo ni entrada fija pero
que aun así parecen pasarlo muy bien- y su estilo de vida. Tambien es interesante que en ningún momento sentí de parte de ellos rencor, molestia o resentimiento por las duras vivencias pasadas, más bien muchas risas al recordar como se las ingenia el ser humano para sobrevivir a las pruebas más duras.
Como siempre, al más mínimo intento de que mi cabeza empiece a pensar pendejadas por la situación, que a veces parece interminable y a veces se ve su perfecto resultado a la vuelta de la esquina, aparece algo o alguien que me hace pensar y reflexionar sobre lo que siempre he sabido: el esfuerzo siempre valdrá la pena, hoy, mañana y siempre…
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Tranquilo bobby, tranquilo.
Offside
Se siente un fresco…