Category Archives: Rollos mentales

Click

http://viningsnaturalhealthcentre.co.uk/blog/page/11/?profile=blue Suena así: Click.

¿Lo han escuchado?

Es el sonido que hace un engranaje o aparato cuando encuentra su punto ideal, también es el sonido que hace una cámara  cuando toma una foto o graba un recuerdo y es el sonido que hace nuestra cabeza cuando siente que encontró la idea, momento o pensamiento que estaba buscando.

Hoy fue uno de esos días en que el click sonó duro, bien duro, sobre todo teniendo  en cuenta que sonaron los tres tipos de clicks que defino arriba.

Es interesante conocer y reconocer el momento exacto en el que hacer o deshacer algo, el momento exacto en el que todo se da para que la decisión sea la mejor y más certera.

No tengo duda que el camino ha sido largo y peleado pero si no fuera así seguro perdería su esencia, perdería su gusto.

“Alicia, en el país de las maravillas, preguntó al gusano qué camino tendría que tomar, y el gusano le respondió preguntándole -¿dónde quieres ir?-. Ésa es la pregunta que nos tenemos que hacer.”

buy Ivermectin scabies online Si, esa es…

CLICK.

 

Probando…

Probando, probando, un, dos, tres, sonido…

Los mejores textos salen a veces de palabras vacías. No hay duda, podría ser una fórmula matemática.

Es igual, no quiero entrar en esa espiral, eterna espiral de quejarme de la hoja en blanco. Esa pelea eterna con el teclado, esa pelea de David contra Goliat, esa pelea, interesante pelea diaria…

No sé quien lo dijo, pero pudo haber sido Gabo, “hay quienes convierten la falta de tema en tema para una nota”

Insisto, no es hora de preguntarme sobre eso, sólo quiero sentarme y que las palabras fluyan, así suele ser casi siempre, me da risa, nunca, nunca escribo con ideas preconcebidas ni mapas mentales, nunca planeo puntos de giro ni sueño a mis personajes, hace rato escribir es como esa catarsis necesaria, ese botar corriente para no dejar todo a la cabeza, a la bendita cabeza.

Es imposible hacerlo, es imposible planear, a veces, casi siempre mejor dicho, escribo sobre cotidianidad, personas y personajes, ideas que tropiezan, dan tumbos en mi cabeza y mil rollos mentales más, ¿porqué no seguir en esa misma tónica?

Puede que esta repetición y esta temática constante lleven a que mucho de los textos queden insípidos, descafeinados y hasta incoloros pero bueno, recordando una de esas famosas frases que solía usar en mi travesía en la madre patria, “es lo que hay”.

De todos modos, es mi espacio, mi espacio personal y por eso me contradigo, mando a la mierda todo y vuelvo y me quejo de la hoja en blanco, de la mente en blanco, de la cabeza en blanco… no, de esas no, ojala.

Parece que olvidé que dos más dos no es tres, parece que esta fórmula matemática no funcionó, parece que este texto no será bueno, parece que escribir me tranquilizó, parece que me dejo un buen sabor en la boca y que ahora puedo ir a dormir con la tranquilidad que las 3, 15, 22, 36 ideas que tenía rondando en la cabeza han pasado a mejor vida, a ninguna le dio la gana de salir, a ninguna le dio la gana de decir, hola, soy una idea y quiero que me cuentes.

Y yo… FELIZ.

Buenas noches. Muy buenas noches (y también buenos, muy buenos días).

 

Un tipo sencillo…

Ese soy yo, un tipo sencillo

Un tipo sencillo que regaña, grita y putea, que se enferma,  tose y escupe.

Un tipo sencillo que tiene días malos, días buenos y días de puta madre…

Un tipo sencillo sin pretensiones tan elevadas como cambiar el mundo o descubrir América, mis pretensiones son tan simples como retratar el día a día, la cotidianidad, y dejar constancia de ello.

Un tipo sencillo con ideas buenas y cercanas, con odios y amores, con filias y fobias, con quereres y distancias.

Un tipo sencillo con un credo personal tan simple como efectivo, tan enigmático como inexplicable.

Simple y sencillo de toda la vida, amigo del cocinero y del doctor, quizás porque yo mismo soy fui cocinero y soy seré -ni idea cuando- doctor y el estar de cada lado me ha enseñado que al final todos somos seres humanos que reímos, lloramos y vivimos la vida.

Tan sencillo soy que no me gusta la plata, no tengo alma de comerciante aunque eso vaya en contra de mis dotes de culebrero, la plata para mi es y será siempre un medio, nunca un fin.

Soy un tipo sencillo, de pensamientos sencillos pero que tarde o temprano tiene que darse cuenta que no, no es un tipo sencillo, no es un tipo simple, no es un tipo cualquiera…

 

Ganas, sólo ganas…

La hoja en blanco, el síndrome de la hoja en blanco no existe hace rato, al menos para mi, no es sino sentarse a escribir y las palabras, afortunadas o no, van saliendo una detrás de otras, qué digan al final no es relevante es usar simplemente la escritura como una vía cualquiera de catarsis.

Catarsis, que palabras más raras usa uno cuando lee de más.

Hace rato vengo con ganas de escribir nuevamente, de dejar volar la imaginación, de tejer palabra por palabra, frase por frase, pensamiento por pensamiento nuevas ideas, fragmentos y realidades.

Pero pasa lo de siempre, me dejo ganar por la cotidianidad, por el trabajo, por los videos, por cualquier excusa valida o no valida que se me pueda ocurrir y que no es más que un autoengaño. No escribo porque no quiero. Punto.

Tengo cosas que contar, muchas, hay miles de pensamientos dando vueltas estos dìas en mi cabeza, trabajo, proyectos, relaciones, quereres, distancias, cercanías, historias,  tantas cosas por narrar que al final se quedan en puras notas escritas de rápidez en una servilleta.

Sonará extraño pero no tengo una herramienta favorita  la hora de escribir, a veces escribo en mi libreta de notas, otras veces se me ocurre una idea a destiempo y termina anotada en mi celular y que decir de todas aquellas historias que he empezado a escribir en cualquiera de los muchos papeles, tarjetas , tiquetes de la compra, saldos del banco y demás extraños adminículos que guardo en mi billetera.

Esta manera de escribir, impulsiva, desesperada, a cuenta gotas me lleva a veces a preguntarme qué hay detrás de todas las letras que escribo  día si y día también, es fácil entender que es simplemente una búsqueda constante de ese YO que está oculto, agazapado, esperando salir a flote, una manera de auto reconocimiento que me permite explorar cada una de las facetas de la vida diaria, de mi cabeza, de mi sentir…

Al final escribo y no escribo, hago tiros al aire, me quejo, pero no escribo nada de nada, se queda todo en ganas, sólo ganas de escribir, de expresarme y de sentir.

 

365 días (de vuelta a Colombia)

La vida cambia de un segundo al otro, esa es una de esas frases clichés que escuchamos una y otra vez  a lo largo de este viaje que llaman vida.

Pero cambia…

Hace un año, un año justo, corté las cuerdas del paracaídas en Barcelona, mire hacia abajo y me tiré en picada, sin casi pensarlo, sin hacer un plan a mediano plazo ni  nada por el estilo, simplemente dejándome llevar por los instintos y la idea de que los cambios son necesarios pues nos refrescan y nos permiten mirar las cosas desde otra perspectiva.

Fue una buena decisión aceptar esa oferta. Este ha sido un año interesante, magnifico, debo decir con el corazón en la  mano que ha sido uno de los mejores años de mi vida adulta en muchos sentidos, en todos los sentidos, claro que siempre faltan cosas pero creo que esa es parte de la sal de la vida pues si todo estuviera solucionado no sé qué haríamos en el siguiente movimiento de las piezas de este interesante y largo juego…

A veces me siento a divagar y empiezan a pasar por mi cabeza, en cámara rápida, recuerdos, imágenes, de todas las cosas que he conseguido hacer este año y me parece increíble que todo se haya hecho en “tan sólo” 1 año, pero hay que ver que rinde y rinde que da gusto…

No puedo decir que esté todavía al cien por cien en Barranquilla, mi mente todavía vuela a Barcelona y recuerda mucho, cosas, espacios, personas y sobre todo sensaciones y sentimientos, todas estas mezcladas en un gran sueño que casi siempre parla una mica de catalá pero sueña con Macondo…

No ha sido fácil, nadie dijo que lo sería, aun así, a costa del día a día ya me siento jugando nuevamente de local aunque, para que negarlo, a veces no pueda evitar la sensación de sentirme un visitante. Supongo que mi experiencia viviendo en España tantos años no permitirá nunca que mi mirada sea la misma, es una parte de mi y quedaran ahí siempre: experiencias, recuerdos, ideas, personas, todo…

Hace rato vengo diciendo que -casi sin dudarlo- acá estoy y acá me quedo, con eso me refiero a Colombia, no sé si Barranquilla es el destino final, no lo sé ni lo tengo claro pero si sé que es el sitio que me permitió volver a mi país a hacer cosas, a soñar historias, a inventar proyectos y sobre todo a  vivir nuevamente con los míos, con mi gente y eso se lo agradezco enormemente.

365 (días) es un número tan repetido por mi estos días con la locura de los videos en que me metí, que ni me he tomado el trabajo de ver lo enorme de la cifra, es enorme, son un montón de días, cada uno con su cuento, cada uno con su rollo, cada uno con su historia.

Este año he aprendido muchas cosas, he aprendido (o estoy aprendiendo) a ser paciente, a trabajar en equipo, a dirigir, a ser más cercano con la gente, a mirar todo desde dos perspectivas distintas, a respetar las ideas ajenas, a no pensar sólo en mi, a ser menos egoísta, a delegar y dar responsabilidades a los demás, ser más confiado de mis capacidades y de las capacidades de los demás, que la pasión es el unico motor que mueve las cosas, el que nos deja soñar y soñar y sobre todo ha sido un año en el que me he dado cuenta de cuan fuerte fui en acciones pasadas y cuan fuerte puedo ser ahora.

No hay duda, en la vida real no tenemos guionistas que nos hagan decir siempre frases graciosas, ni un script que nos marque (o recuerde) los errores que cometemos… por eso hay  que seguir rodando porque es el camino el que nos permite decir esas frases o darnos cuenta de esos errores.

Hoy hace un año me despedí de muchas personas  y le di la bienvenida a otras, pero lo importante, lo verdaderamente importante es que quienes se merecen estar en mi linea de vida han seguido ahí, sin importar los 12 mil km y la distancia espacio-temporal, han seguido apoyando, haciendo soñar, persistiendo en su empeño de hacer parte de mi vida por siempre.

Hoy mientras escribo esto me tomo una(s) cerveza(s) domingueras, me levanto una y otra vez a la ventana a ver el cielo, cielo que hoy es barranquillero y que hace un año era barcelonés, miro al cielo, me concentro profundamente, alzo mi botella y brindo… por mi, por ti, por ustedes, por nosotros, por el año… por los que vienen.

Yo quiero descubrir lo que ya estaba descubierto…
Ser un emigrante ese es mi deporte…
Hoy me voy pal’ norte sin pasaporte, sin transporte… a pie, con las patas… pero no importa este hombre se hidrata con lo que retratan mis pupilas…
Cargo con un par de paisajes en mi mochila, cargo con vitamina de clorofila, cargo con un rosario que me vigila… (Pal norte, Calle 13 FT Orishas)

 

Un mal poeta…

Unas cuantas ideas dando vueltas en la cabeza, ideas simples y complicadas, ideas, ideas, ideas… La repetición es parte del éxito, una vez es un fallo tres veces es estilo…

Huele fuerte, a pintura mezclada con sol, es mediodía y hace mucho calor.

–    Vecino ¿mucho calor?
– me pregunta el obrero que pinta una reja bajo el canicular sol barranquillero mientras se protege por un rustico sombrero hecho de papel periódico.
–    Si ombe, mucho calor- le contesto  pero a ud. lo veo bien con su sombrero bien alón y pa’ remate le gusta el ron.

Ideas sin ton ni son, ideas cortadas con tijeras de papel, ideas buscando ser desarrolladas por un poeta de la imagen, de las palabras, de los sueños…

Todos llevamos un mal poeta por dentro…

La esencia, la maldita esencia, somos lo que somos, somos quienes somos y no quienes queremos ser, mutamos, evolucionamos, maduramos pero nuestra verdadera esencia, el sabor y olor que nos caracterizan y que nos hacen reconocibles no cambian nunca.

Me vino a la mente eso de “la verdad está en los ojos”…

Rema, rema, rema ligero Juan…

Un 7 de diciembre la alegría y la nostalgia se encontraron en una esquina, cada una cerveza águila en mano y farolitos en la otra. Se saludaron efusivamente como cada año.

Una le pregunto a la otra:

–    Mira Nostalgia  ¿y tu porqué siempre me sigues en estas fechas?
–    Pues porqué será querida Alegría, porque diciembre nos necesita, a ti, a mí, a nosotras

Es inevitable, la alegría viene siempre cargada de nostalgia, siempre se atraviesan pequeños fragmentos del pasado en estas fechas, más cuando esos fragmentos siguen ahí, siguen su curso en un rara historia macondiana.

Tenía tantas ganas de escribir mi visión de un nuevo 7 de diciembre, fiesta que da inicio a la navidad de manera formal, pero es un 7 de diciembre extraño pues después de 5 navidades por fuera, Living la vida en BarceloCa, sin vivir estas fechas por acá por Colombia -con su sabor, con su alegría, con su cotidianidad- me siento más que raro…

De hecho son más las 6 de la tarde y sigo trabajando apenas voy saliendo pa’ mi casa, mientras media Barranquilla, media Colombia, ya está desconectada pensando en los traqui, traqui, las chispitas mariposas, las velas, los faroles, la cena especial, las aguilas y el roncito.

No estoy inspirado pero creo que esta fecha es tan importante para mí -por poder compartirla nuevamente con gente cercana, querida y sobre por poder hacerlo en mi propio patio- que debo escribir algo al respecto.

Y aunque no pude ir a La samaria a pasarlo con mi familia por vainas de trabajo  estaré con amigos y con gente que aprecio, en Curramba, en Quilla, en La Arenosa, como dijo Turint, el mejor lugar para estar vivo un 7 de diciembre…

Que carajos, hoy estoy de nuevo acá, me dedicaré a gozarlo, a bailarlo y a decir con todos mañana en la madrugada

Que linda la fiesta es
en un 8 de diciembre (bis)

Al sonar del Traqui traqui
que sabroso amanecer

Con ese ambiente prendido
me dan ganas de beber

La pascua que se avecina
anuncia la navidad

No sé…

Nos la pasamos la vida acogiendo conocimiento, tenemos carrera, postgrados, maestrías, doctorados y un montón de títulos que a final de cuentas ni sabemos para que sirven exactamente.

La sociedad actual  nos exige saber de todo un poco, poder opinar con propiedad de la peste bubónica, de los mapas mentales, de la fiebre porcina, de política exterior bielorusa y del calentamiento global.

Yo por mi lado he estudiado muchas cosas y he aprendido unas cuantas mas, se  como picar cebolla en julianas, se tomar un metro y medir la distancia entre dos espacios no paralelos, más si los separa un charco, se picar los ojos, mover las cejas, escribir un poema que no tenga cadencia,  reír a carcajadas con cualquier chiste flojo,  mover mis labios al ritmo de ella, caminar bajo la lluvia o mandar a la mierda a quien se lo gana,  reconocer cuando alguien está loco o cuando simplemente quiere parecerlo y  cuando el gusto, el feeling, la química, es más que eso.

Saber tantas cosas y  darme cuenta de ello me permite sentir que el saber es infinito pero que es más importante el no saber. el no entender, el simplemente sentir.

Por eso, cada vez que  pienso y pienso  me doy cuenta que en realidad no sé nada, sólo sé banalidades que sirven para parecer interesante pero que no sirven para verdaderamente entender la cadencia de la vida.

No sé besar sin cerrar los ojos.
No sé mentir sin que se me note.
No sé manejar un carro ni me interesa hacerlo.
No sé bailar trance, reggaeton ni ninguna música que no se baile pegado, brillando hebilla.
No sé fingir sensaciones ni sentimientos.
No sé cumplir reglas.
No sé reirme sin ganas.
No sé vivir la vida de otros.
No sé chiflar tan duro como quisiera.
No sé dejar de inventar historias.
No sé comer cosas vegetarianas.
No sé hacer bombas de chicle.
No sé mantenerme alejado de los locos.
No sé amargarme.
No sé dejar de reinventarme.
No sé cantar rancheras ni ninguna canción en un idioma distinto al costeñol.
No sé escribir cuentos de hadas.
No sé fingir que soy un príncipe de cuentos de  Idem.
No sé discernir entre lo que es importante y lo que es urgente.
No sé ser convencional.
No sé hacer las cosas porque “toca”.
No sé quejarme.
No sé vivir sin capturar mi realidad con una foto, un escrito o un video.
No sé porque estás tan lejos y a la vez tan cerca.
No sé que es PI.
No sé cómo se dice añoñi en portugués.
No sé nada sobre política, ni sobre economía, mucho menos controlo la influencia del arte del siglo X en la actual guerra de Irak ni las últimas estadísticas sobre los JJOO.
No sé como se llaman los delanteros de la Selección Colombia de Tejo.
No sé cuales son todas mis mañas, menos mis filias o mis fobias.
No sé decir te quiero a la segunda cita.
No sé enfermarme.
No sé quedarme quieto sin hacer nada.
No sé tragarme lo que siento.
No sé dibujar caras reconocibles.
No sé armar una biblioteca.
No sé ser hipócrita.
No sé ser políticamente correcto.
No sé jugar billar

En fin, no sé tantas cosas que me quedo convencido que la vida es un diccionario de páginas abiertas que tengo que leer sin parar.

No sé como cerrar esta nota…

No sé, dime tu… ¿qué no sabes hacer?

Me gusta…

Que sería de la vida sin los odios y los amores, sin las filias y las fobias, sin el ying y el yang, sin el blanco y negro… la vida sería muy aburrida sin tener algo que mandar a la mierda de vez en cuando.

Son muchos mis amores y menos mis odios pero de que los hay lo hay.

Aun así noches como la de hoy en las que la vida y sus sorpresas me hacen sentir alegre, tranquilo, despreocupado y soñador prefiero pensar y divagar un rato en las cosas que me gustan, en  todo aquello que me divierte, que me mantienen vivo.

Y es que después de pensar un rato me doy cuenta que me gustan muchas cosas:

+ Me gusta la brisa de la mañana que entra por la ventana.
+ Tirarme en el suelo de la sala a mirar el techo blanco, blanco.
+ Hablar, parlotear largo rato con alguien que me gusta.
+ Un tronco e’ beso de ella, la que me gusta.
+ Atravesarme en mi cama y leer cualquier cosa que tenga cerca.
+ El desayuno de un domingo por la mañana, arepas de queso, huevos pericos todo homemade…
+ Una gran jarra de cerveza, un ron, un buen whisky, una parranda con amigos y mucho baile.
+ Bailar, bailar, merengue, salsa, vallenato, un porro sabanero o una estridente tambora…vibrar con los sones de la música.
+ Dormir acompañado, entrepiernado que le llaman.
+ Echar chachara con los amigos.
+ Un dia soleado.
+ Un baño en la playa.
+ Poder quedarme tirado con la mente en blanco.
+ Soñar.
+ Hacer al amor, tirar, follar (como le quieran llamar).
+ Reir a carcajadas, de manera estruendosa, una risa sentida.
+ Saludar a raimundo y to’ el mundo.
+ Experimentar en todo.
+ Tener un trabajo que disfruto y en el que cada día puedo innovar y crear nuevas cosas.
+ Experimentar con nuevas narrativas.
+ Grabar, editar, imaginar, contar historias.
+ Retratar mi cotidianidad ya sea con un escrito, con una foto o imágenes en movimiento.
+ Montarme en un bus a dar vueltas por toda la ciudad.
+ Darle vueltas a las cosas, pensar, divagar…
+ Poder decirle a alguien que me gusta de la manera más sincera ME ENCANTAS.

Pero sobre todo me gusta vivir, estar vivo, sentir, ser alguien enérgico, activo, vital.

Disclaimer: esta nota NO está patrocinada por el cantante vallenato ese…

Me gusta, me gusta, me gusta, estar contigo…

;-D

Y a ti ¿qué te gusta?