Category Archives: Rollos mentales

Keep walking

Repaso mis últimos escritos, no se que hay en ellos, les falta alma, les falta vida, les falta corazón. Veo también los papeles donde anoto las ideas que vuelan por mi cabeza y veo que tengo mucho por hablar, mucho por contar, mucho por escribir y no, no lo hago.

No se, hace un rato que vengo envuelto en una única y sencilla monotonía, del trabajo a la casa, de la casa al trabajo, una monotonía que, según me dicen, viven todos pero no por ser mal de muchos deja de ser un consuelo de tontos.

Quiero vivir, sentirme vivo, hacer cosas, pensar casos, tirarme sin paracaídas como solía hacerlo, dejar de pensar en lo que viene y centrarme en lo que ES.

No me quejo, llevo un año lleno de cambios explosivos, de átomos volando, muchas cosas han mejorado, en muchos aspectos soy feliz, faltan cosas por ajustar pero esa es parte de la sal de la vida;  siento, insisto, que hay cosas por atornillar, por mirar, por ajustar.

A veces pienso que lo que necesito es, como dice una amiga, Amudālavalasa un shake, un gran estremecimiento que me eleve más allá de mis propios pensamientos; otras veces pienso que lo que necesito es dejar de pensar  y simplemente buscar quien me haga estremecer; otras veces pienso -con gran cordura- que sólo yo puedo hacerme estremecer…

Son días de una curiosa, extraña, agradable pero sobre todo necesaria soledad; momento, a quien engaño, siempre me ha gustado la soledad, la asumo como un estado natural, donde exploro y me permito explorar. Una soledad llamativa, rodeada siempre de amistades pero que me permite tener el espacio necesario para mis divagaciones, sin preguntas, sin presiones, sin exigencias.

Los espacios son los mismos, la cabeza está puesta donde debe estar, las ideas fluyen de manera constante y necesaria, las cosas se van dando, ni bien ni mal, se van dando y eso es importante.

Sigo, sigo, la voz en el fondo de mi mente me sigue diciendo, me sigue repitiendo: http://koolkoncepts.com/air-conditioning/ac-repair/ keep walking, keep walking y yo le respondo: en eso ando, en eso ando…

Cotidianidad

Cotidianidad, que palabra tan repetida últimamente.

Que se puede hacer, los espacios recorridos piden -cada vez más- ser retratados.

Tropezar con personajes, ideas, objetos y conceptos cada día y dejarlos que mueran en el aire sin dejarlos plasmados en alguna parte se me hace egoísta, no con nadie, conmigo mismo, habrá algún momento en el que quiera mirar atrás a mis viejos días y saber cómo era, qué pasaba, qué me encontraba.

Los buses de una ciudad siempre son espacios narrativos, digan lo que digan, en ellos se viven y se perciben historias de vida, fragmentos de desaires, llamadas a deshoras, intrigas, pesares, sonrisas, amores y desamores, peleas, reconciliaciones, gritos.

Voy mirando por la ventana, me gusta que la brisa me pegue en la frente y pensar en el aire, la mente en blanco visualizando los espacios por los que voy pasando.

Un grito de voz ronca me saca de mi ensimismamiento.

– Que es la vaina nojoda- Grita un jardinero o algo parecido desde el anden.
– Eche que, te vas a poner pesado, era mamando gallo- le responde su compañero de faena.

Los dos están arreglando el césped o algo por el estilo en un parqueadero cerca de la 93, el agresor le lanza un poco de hierba al agredido, al que parece no gustarle esta simple broma.

– Te voy a clavar la mano como sigas hecho el huevon
– grita ofendido.
– Ñerda, cule pesao hey. No se te puede es hacer nada- le responde en tono jocoso su compañero.

Desde el bus sale la frase típica, indispensable.

– El que parte papaya menta mamá.

El bus estalla en risas, la pregunta que me hago es porque yo no me río ¿es por tanto escuchar esa broma cliché? o ¿es mi mismo ensimismamiento? o ¿qué carajos es?.

El Urbaplaya sigue su marcha. En la mitad de la cancha de basket de la imitación de parque de Villa Santos hay un personaje de esos difícil de describir: pantaloneta de varios colores, aretes o algo que se le parece en las orejas, una gorra de campaña política y un balón imaginario con el que lanza cestas de una cancha a la otra.

No alcanzo a imaginar que puede haber en esa mente para estar lanzando balones de aire, balones imaginarios a las 2 de la tarde con un sol que quema las neuronas, pero algo me dice que hay más de un cable zafado, a ese le falto más de un hervor, diría una amiga mía.

Me bajo del bus, voy a entrar a la universidad y un tipo con traje y corbata, totalmente fuera de lugar en el canicular sol de la tarde currambera, habla por su celular.

– Sólo te voy a agradecer una cosa, a esa vieja hay que pegarle un buen susto para que sea seria y se organice. Nada del otro mundo pero tiene que saber quien es el que manda.

La frase fuera de contexto me da mucho para pensar, miro al tipo de reojo y sigo caminando.

Definitivamente, lo dicho, el habito no hace al monje.

6 meses

Hace seis meses, un día como hoy venía en un avión directo del aeropuerto El Prat en Barcelona rumbo a El Dorado en Bogotá, lleno de maletas con lo que pude rescatar de 4 años y pico de vivencias y con todas las expectativas del mundo para la nueva experiencia que empezaba.

La decision de aceptar el trabajo que me ofrecían en Colombia no dejó de ser inesperada y precipitada para todo mi círculo cercano, yo el primero,  pues después de haber luchado en demasía por mis papeles de trabajo en la madre patria y que  ya me veía(n) por un buen tiempo en tierras catalanas tocó tomar una decisión basado en quien sabe que pensamientos que pasan por nuestra cabeza a la hora de tomar una de esas decisiones que cambian todo.

Las decisiones de la vida no se basan siempre en la razón o el corazón, a veces se toman basado en una mirada simple hacia el futuro y lo que queremos hacer, sobre todo después de pensar y sopesar “que carajos quiere la vida para mi en este momento”. A veces se puede lastimar a alguien y eso se siente mucho pero la vida es así…

Es inevitable, sin duda, recordar con cariño y nostalgia a Barcelona, España y Europa en general,  ahí me hice adulto, maduré, avancé como profesional, pasee, bailé, viajé, conocí a gente maravillosa, amé, quise con locura, estudié, trabajé,  lloré, reí y canté.

Todos esos recuerdos, pero sobre todo esa gente especial que quedó atrás,  hacen que cuando miro hacia atrás, cuando hablo con alguno, cuando veo fotos, cuando releo algún viejo escrito o veo un lejano video no pueda evitar sentir lo que mis amigos brasileños denominan Saudade, esa tristeza del recuerdo y de la nostalgia.

Total, lo hecho, hecho está.

El tiempo pasa volando, han sido 6 meses que han pasado sin casi darme cuenta, no ha sido fácil y nadie dijo que lo sería, ha tocado reacostumbrarse a mil cosas y desacostumbrarse a mil más. Ha sido una temporada de reencuentros constantes, con olores, sonidos, sabores, imágenes y recuerdos, todos integrados en una cotidianidad que muchas veces no tiene sentido y otras veces parece un espacio tan fundamental como la ley de la gravedad, un espacio geográfico y temporal creado intencionalmente buscando un cambio, una evolución.

Estos 6 meses empecé una nueva e interesante mirada profesional. Mis labores como profesor, con todo el aprendizaje que esto conlleva de la parte teórica, y dirigiendo el canal de TV de la Universidad, con todo el aprendizaje a nivel audiovisual y organizativo que este trae, me han permitido adquirir en este breve pero intenso tiempo una serie de conocimientos por mucho tiempo deseado.

De igual forma, lo caótico del día a día, la falta de tiempo, la necesidad de innovar  y reinventar lo existente me ha permitido tomar decisiones, crear, avanzar y generar nuevas habilidades y talentos.

Ya son 6 meses, y los que faltan, ya estoy establecido en mi espacio, en mi lugar, en mi nueva verdadera cotidianidad, supongo a eso se refieren  cuando dicen que el hombre es un animal de costumbres.

En fin.

Sigo soñando, sigo pensando, sigo caminando, sigo mirando pero sobre todo sigo sintiendo…

Gracias a todos por su apoyo, el que sea que me hayan dado, gracias.

Si la vida viene
deja
llega hasta tu puerta
deja
si la vida viene
deja
llega hasta tu puerta

no le pongas llave,
deja
dejala entreabierta
deja
no le pongas llave,
deja
dejala entreabierta

deja que se quede
deja
dejala que vuele
deja
dejala que grite
deja
dejala que vuelva…

Deja – Sidestepper

¿Exitoso yo? Define exitoso…

Para algunos es una medida que responde a la cantidad de ceros que tiene su cuenta de banco, otros dicen tenerlo cuando tienen detrás de si a un número indeterminado de novias/amantes/tinieblas/amigasconderechos y otros simplemente engloban en el éxito el tener un trabajo con poder desde el cual poder mandar a la mierda de vez en cuando a sus subalternos.

El éxito, ¿qué es el éxito? una palabra de tan relativo y subjetivo entendimiento siempre se presta para diversas interpretaciones. Hay tantas miradas y ninguna llega a ser valida para mi.

No quiero tener millones en la cuenta a costa de mi felicidad, tampoco quiero tener a 10 lindas y esculturales morenas/rubias/pelirrojas que me hagan sentir el dios Eros cada fin de semana, mucho menos quiero tener personas a mi cargo simplemente para demostrarle con un poder prepagado que soy más que ellos cuando nadie es mas que nadie, cuando perro no come perro.

Para mi el éxito no deja de ser otro pajazo mental que nos hemos hecho. Otra idea preconcebida por la sociedad que nos marca lo que debemos y lo que no debemos hacer si queremos denominarnos como exitosos. ¿Y si el éxito fuera simplemente ser felices con lo que tenemos?, y que tal si el éxito fuera sólo una idea etérea, falaz, indeterminada y sin ningún significado valido más allá del de aquella cortina de humo que nos imponen desde niño para medir cuando adultos quien la tiene más grande….

Si, el éxito se compra en los supermercados y yo compre dos para llevar, están en la casa, en la cocina, en el congelador, guardados, esperando a ser usados… o regalados.

Es que como dice una frase vista por ahí, el éxito es un viaje, no un destino, un viaje que no llega nunca a su fin.

Ahhh, ¿me preguntas si me considero exitoso?
la respuesta es SOY FELIZ o al menos lo intento…
¿te vale eso como exitoso?

Dulce cotidianidad

Maryluz, Petrona o Maria, su nombre puede ser cualquiera de esos, no se cual, quien sabe, de pronto se llama Marcela, Laura o Susana o algún nombre con más pedigree. Lleva un arrume de periódicos, lo pasea sobre su cabeza y grita fuerte, con energía “el heraldo, el heraldo” se mueve con cadencia y los periódicos se mantienen en su cabeza sin perder el equilibrio, al parecer ella estaba predestinada para gritar “alegría, cocada, caballito” pero la única alegría que ha vivido es tener un trabajo que le permite dar de comer a los 3 hijos y al marido buenavida que la esperan con hambre en casa.

Los muñecos son feos, “el” tiene camiseta del Junior de Barranquilla, tan oportuna hoy, “ella” camiseta sin marcas, pelo morado y falda que muestra todos sus encantos. El que los maneja los mueve con destreza, tira de cada madera con precisión y hace que uno y otro bailen al ritmo que el les toca. Bailan una puya, un merengue y un joropo, bailan reggeton, vallenato y salsa, bailan como enamorados inocentes y como amantes desenfrenados. Son marionetas, la vida se las da un bacán, gafas negras, colita de caballo y labia prodigiosa. ¿porqué no darle una moneda?.

El día sigue, ella se monta al bus como la reina, una reina sin tesoros ni tierras, su bolso, el teléfono que lleva en la mano, su estudiado maquillaje, sus tetas operadas, su todo marca presencia. Todos la miran, ella quiere que la miren. Camina hasta el fondo del bus y se sienta mostrando pierna, planeando cada movimiento, cada pierna pidiendo permiso a la otra. Que habrá en su cabeza, qué pensará del tipo que el viernes le agarrará todo por unas vueltas en un carro último modelo y unos cuantos billetes de veinte mil pesos.

La noche cae, el recoge cartones, su organización es extrema, el carro de balineras en que los traslada se percibe más pesado que sus propios pesares, lo empuja con paciencia, nadie lo espera, se tropieza con un hueco y se sale la “rueda”, mira al cielo, yo, en la otra acera, espero que suelte una maldición, un par de asteriscos, signos de interrogación, varias letras del abecedario repetidas y demás maricadas que usa uno cuando quiere decir otra cosa políticamente poco correcta, como si el supiera lo que es eso; pero no, simplemente suspira, parece sonreír… Es cierto, cuando el pobre lava llueve.

La cotidianidad sabe a perfume barato y a mierda fina, a pequeñas alegrías y grandes tristezas, a lucha y tranquilidad, a lejos y cerca, a dulce simplicidad y salada complicación.

Sigo caminando y me sigue sonando en la cabeza…

Si te preguntan como se sube decile que muchos se han perdido para ir al cielo creo que no hay camino, nosotros dos iremos en una nube…

Paren el bus que yo me bajo…

Ya basta de pendejadas, me importa un carajo si vienes o si vas, si insistes o persistes, si es blanco o negro, si es el ying o el yang, ya basta de tanta dualidad.

Leo entre lineas, persigo saludos, encuentro distancias, coloreo ideas.

Insisto, cambiamos, evolucionamos, mutamos, pero -afortunadamente- la esencia, quienes somos permanece igual.

Hoy escribo sin pasión ni talento pero con ganas de decir verdades.

Me quedo con esta frase “Los espacios de quietud parecen de mal agüero, aburridos y carentes de la corriente de adrenalina a la que estamos acostumbrados o somos adictos. Tememos no tener historia ni identidad si no hay emoción dramática. Sin embargo las maravillas ocurren cuando hay una pausa en el argumento.”

Me pido esa pausa con dos de azucar.

Siempre habra vasos vacios, ohhhhhh
con agua de la ciudad
la nuestra es agua de rio
mezclada con mar, ohhhh yeah
Levanta los brazos mujer oh oh
y ponte esta noche a bailar
que la nuestra es agua de rio
mezclada con mar.

Punto de quiebre

Las noches barranquilleras me dan para pensar, pasan carros que oigo de manera clara desde mi balcón, escucho al vecino viendo el programa de chismes de moda, más abajo se escucha a un bebe llorar,  escucho unos grillos que después de viejo me enteré que  no son grillos sino ranitas que dan su tono elevado y hasta el olor de la hierba cortada sube hasta mi apartamento.

Miro estrellas, repaso la jornada, día, noche, ideas, fragmentos de cotidianidad, la vida es una locura, pasa de todo y no pasa nada, pensamientos furiosos, lucha interna, sueños de aire, gritos de necesidad.

La gente, que bella es la gente, jornada de manos y codos, de abusos y desusos, de encuentros y desencuentros; la vida cotidiana es recelosa y prevenida, te da la silla y te la quita, cuan raro es sentirse extraño en tierra propia.

A lo largo de nuestra historia, de nuestro guión, nos encontramos y nos alejamos de gente, descubrimos perlas en bruto y brutas con perlas, nos estrellamos en el feeling y descubrimos que la química es más que tubos de ensayo y pipetas.

Al final me doy cuenta todo esto no es una locura, es realidad pura y dura que nos enfrenta a los poderes, a los saberes, a ti y a mi y viceversa.

Decálogo con sabor a ron, cerveza y sol

Pensamientos alborotados con sabor a cuba libre, brisa y mucha música.

Después de casi 2 meses de vuelta por tierras LoCombianas y con embajada en Curramba, volví a Santa Marta, volví a toda regla pues el breve paso en carnavales no cuenta.

Volví a visitar a la familia, a conversar largo y tendido, a repasar historias con los amigos, a soportar el calor y a disfrutar de la brisa.

Dentro del espacio de relax del fin de semana aproveché para pensar, cosa que en los dos últimos meses no he podido, al menos en serio. En mi ritmo de vida actual casi siempre lo urgente no deja tiempo para lo importante y por eso venía postergando un espacio para centrarme, pensar, divagar y tomar nota de un decálogo necesario, un mapa virtual desde donde verme reflejado y guiado, una hoja de ruta en la que sentirme descrito y dibujado.

Este es mi decálogo (del todo actualizable)

1. No pienso luego existo, existo y por eso pienso.
2. El dinero no me mueve, es necesario y lo busco pero no es mi motor.
3. Las cosas sólo las hago por pasión, no hago nada porque “toca”, sólo “toca” morirse, lo demás solo lo hago si quiero, si me provoca y sobre todo si me da la gana.
4. La locura creativa es mi gasolina. Al menos una nueva idea al día.
5. No me creo ni mejor ni peor que nadie, simplemente diferente, no es lo mismo ni es igual.
6. Me importa más ser que parecer.
7. Los cambios siempre vienen bien, no me ato a nada, hoy estoy aquí, mañana quien sabe. Vivo en proceso de reinvención constante.
8. No planifico nada al 100%, todo al 70% el resto hay que dejarlo surgir.
9. Todo fluye, ideas, necesidades, futuro. Let it flow.
10. Creo en la química con las personas, creo en mis primeras impresiones, creo en ti, en mi, en nosotros, en vosotros y en ellos.

Mirar, observar y retratar es necesario, juro que se siente bien…

Y contando…

Dos frases me dijeron.

– Eso es como la velocidad del sonido y los aviones supersónicos. El cuerpo va adelante y el sonido va detrás… hasta que lo alcanza y uno entiende todo.

– ¿Estas feliz? o no has tenido tiempo de darte cuenta si lo estás.

Las dos frases vinieron de un amigo y una amiga, los dos desde el otro lado del charco, los dos colombianos, los dos con toda la razón y se refieren a mi proceso de adaptación de vuelta a mi realidad en Colombia.

Ya ha pasado poco más de un mes desde mi decisión de volver por tierras colombianas y entre la salida a toda velocidad de BCN y la llegada a mayor velocidad a Barranquilla a asumir un gran numero de responsabilidades, aun no he tenido tiempo de sentarme a divagar y pensar sobre el momento actual que vivo en mi vida, que quiero, de dobnde vengo y para donde voy.

40 días, es extraño que en tan poco tiempo cambien tanto las cosas, las maneras como se ve, como se vive, como se disfruta, como se reconoce, como se muestra, como se potencia TODO. Es extraño que en tan poco tiempo las frases, los espacios, los olores, los sonidos, los sabores ya sepan de nuevo a lo que sabían. Es extraño también que tan poco tiempo parezca tanto tiempo en distancia con toda la vida, la gente y las cosas en BCN. Pero toca dejar de colgar, toca caer, toca aterrizar y entender que esa fue la decisión, ahora estoy aquí y aquí estoy y aquí me quedo, al menos por ahora.

En un mes he viajado de vuelta, reencontrado a la familia, saludado gente, reconocido espacios, asumido nuevos roles, equipado un nuevo espacio vital donde vivir, descansar, soñar e inventar, aprendido nuevas experiencias, reencontrado viejas amistades con derechos y sin ellos, asumido nuevos retos, reinventado una vez más mi estilo de vida, entendido que las cosas llegan cuando deben llegar, aterrizado… no eso todavía no.

En fin, es curioso, desde que se me da por pensar más de lo que debo vivo más feliz y al mismo tiempo más preocupado, un amigo me decía el otro día que se notaba que “las Europas” lo cambian a uno porque veía en muchos de mis escrito mucha pensadera y “eso no está bien compadre, eso no está bien”. Entendí que para él -y para muchos- pensar las cosas, darle vueltas al ritmo en que se vive, sopesar, divagar, a veces estresarse por lo que fue y por lo que viene es sinónimo de algo malo. Y no, eso sí que no. Eso no puede ser…

(sin)sentido

Desde siempre he contado cosas: las tablas del 1 al 9, anécdotas de paseos y fiestas, chistes verdes para personas rojas, rollos mentales vividos y sobrevividos en las calles de varias ciudades, hasta miradas distintas de hechos (sin)sentido.

Siento que desde que asumí ese contar historias como algo cotidiano, normal, como parte del día a día, soy más humano, percibo más y mejor a la gente, me llegan más las vivencias de todos; no es ningún tipo de periodismo directo sino un simple narrar de escenas cotidianas, pedazos de realidad, una mirada abierta, espontanea, sincera e (i)rrespetuosa.

Estos días estoy bloqueado, tengo entre pecho y espalda mil cosas por contar, mil sentimientos que compartir, mil ideas que activar, mil rutinas por recomponer, un (sin)sentido de datos, fechas, actividades… vainas por hacer, pensar y disfrutar.

Me toca congelar el frame, parar un momento, mirar hacia un lado, mirar hacia el otro, mirar hacia el frente, verificar que el semáforo esté en rojo…. y atravesar de frente. Como debe ser.

Que vaina ahh.