Hablar sobre como Barranquilla y los barranquilleros se(nos) han(hemos) quedado en el cuento de la bacanería , la Puerta de Oro de Colombia y el mejor vividero del mundo y hemos dejado de pensar en actuar en función de mantener esos estatus de forma real y no como simples imaginarios es, probablemente, sembrar discordia y ganarme unas cuantas mentadas de madre (so pena de unas cuantas “que se ha creído este pendejo recién llegado criticando esta vida y la otra”).
Da igual, no ando haciendo amigos estos días.
Cosas y casos como la reciente caída de un importante trecho del muelle de Puerto Colombia, otrora el más largo del mundo, me llevan a pensar cuan poco nos importan los espacios de referencia y cuan expertos somos en armar revoluciones y quejas cuando ya no hay nada que hacer.
Ahora todos lloran la caída del muelle y crean sendas revoluciones que seguro importan poco a las autoridades quienes son, al fin y al cabo, las únicas que pueden hacer algo en lo que a la reconstrucción del espacio respecta. Autoridades para quienes, dicho sea de paso y como ya dije, la opción más fácil es dejar que todo se caiga y no prestarle atención hasta las próximas elecciones cuando todos se darán golpes de pecho y sacarán billeteras para reconstruir lo irreconstruible (y de paso robarse unos millones más).
Aun así es de resaltar que aparezcan movimientos como el que se creo a partir de los grupos de Facebook “EL MUELLE DE PUERTO: VIVO EN NUESTRA MEMORIA” y “EXIGIMOS EL ARREGLO Y RECUPERACIÓN DEL MUELLE DE PUERTO COLOMBIA” , que lograron reunir a un activo grupo de gente en la plaza de Puerto Colombia el pasado jueves 26 de marzo, para, a través de un acto reivindicativo-cultural con fotos, videos y hasta una obra de teatro, tratar de llamar la atención de los políticos y de la población en general.
Yo asistí al acto por trabajo, por interés, por la simple mirada y porque me dio la gana y en el pude ver como las personas comentaban entre si la falta que haría el muelle, los amores que surgieron en el, el trabajo que dio a muchas personas, la importancia histórica que tenía para nuestra ciudad… en fin, nostalgia pura y dura que no sirve sino para alimentar el recuerdo colectivo y que no levantará al muelle.
Sólo resta esperar que al menos la REACCIÓN-ACCIÓN-CORAZÓN EN CADENA POR EL MUELLE DE PUERTO COLOMBIA logre a futuro que, tal y como dice Giselle Massard, una de las organizadoras del evento, los ciudadanos se empiecen a expresar “a través de las diversas herramientas virtuales, a través de nuestras fotos y nuestros videos, y de todas las formas creativas que se nos ocurran para dejar constancia de lo que ha pasado y de lo que no queremos que se repita más.” Porque ya es hora de entender que “la participación ciudadana es un derecho y que la expresión pacífica de las ideas, a través del canal que sea, es necesaria para evolucionar nuestro espíritu como pueblo.”
Sigo creyendo que para mejorar nuestro estatus como sociedad deberíamos empezar a ser más de acción que de reacción, pero probablemente tenga rabo de paja; aun así, ya es importante que algunos ciudadanos quieran hacer oír su voz y que usen las herramientas que nos da la tecnología para hacerse sentir.
Y eso que dicen que una golondrina no hace un carajo…
*fotos por Martha Herrera