Aquellas miradas…

Desde hace un tiempo tengo una sensación bastante curiosa e interesante: aunque sé que mi color de piel (a mi pesar, cada día más claro) me delata, los colores de mi ropa refuerzan las sospechas que no soy de este lado del océano y que mi acento y expresiones colombianas son imposibles de esconder (cosa que no me interesa, por el contrario las cuido lo más que puedo), desde hace un par de meses tengo la inmensa fortuna que la sensación de ser muy diferente a los demás, es cada vez menos habitual. order prednisone for pets Incluso algunas veces se me olvida que soy diferente. Pero eso tiene sus inconvenientes. Una cosa es como me siento, y otra como me ven y eso no se me puede olvidar.

Fragmento de “Miradas que matan” de Oscar Chamat del blog Las miradas perdidas o el arte de soñar despierto.

Juro que no le quitaría ni una coma a este párrafo.

Ya se que en este blog se es poco dado a hacer análisis, ni miradas lejanas/cercanas ni siquiera acercamientos de mi verdadera realidad intento hacer  pues creo que me da un poco de respeto lo que podría encontrarme y es poco el tiempo que tengo por ahora para enfrentarme a esos demonios interiores que todos tenemos.

Por el contrario Oscar, conocido y amigo bogotano, ibaguereño, bumangués y paisa -ni el mismo lo tiene claro ;-)- y ya casi barcelonés por el tiempo que lleva en estas tierras, es muy dado al acercamiento, al análisis concienzudo y  a poner en práctica sus miradas perdidas en asuntos de actualidad y de su propia cotidianidad.

 Vuelvo a lo que me trajo.

Leí este post de Oscar sobre las “miradas que matan” hace mucho tiempo y enseguida me sentí identificado, no lo había comentado antes por lo de siempre: tiempo y esas pendejadas de la vida cotidiana.

Llegué a pensar en postear el articulo al completo sin ningún comentario de mi parte y es que siento como si lo hubiera escrito yo, pero no, no lo escribí yo y como para que no quede en lo anales de la historia que robo historias ajenas paso a dar mi visión de estas ajenas miradas que a veces nos obligan a replantearnos nuestra realidad.

http://prepaid365awards.co.uk/allopurinol-pill-cost/ Y dice…

Vivir fuera del país es, la mayoría de las ocasiones, una decisión netamente personal y tomada por gusto propio; nadie nos obliga a permanecer fuera del país, recordando como becerros el jugo de mango, el pescado frito, el abrazo de la mamá y la calidez de la gente colombiana. Estamos por fuera porque lo decidimos y… asumimos las consecuencias, ventajas y desventajas que esta aventura conlleva .

Salimos con nuestra maleta llena y  preparados para todo, para aprender un nuevo idioma, para degustar nuevos platos, aprender nuevas costumbres y en el dado caso hasta  para aprender a ir como Vicente: para donde va la gente. Pero creo hay algo para lo que nunca estamos preparados y es acostumbrarnos a ser mirados de una manera diferente.

Esta mirada no es un movimiento de ojos o un guiño coqueto es simplemente el sentir que los demás te perciben de una manera u otra. Aquí es donde empiezo a concordar con Oscar, lo peor no es esa mirada que percibimos distinta de los demás lo peor es que nosotros mismos empezamos a percibirnos como distintos, aparecen barreras que nos ponemos nosotros mismos y que sólo dejando de lado los preconceptos podemos tumbar.

He tenido suerte, no recuerdo que me hayan dicho nunca sudaca de mierda, devuélvete a tu país tercermundista de mierda y ni se les ha ocurrido pegarme como a la ecuatoriana aquella, aun así no creo que sea necesario llegar a estos extremos para sentir en un momento dado que los locales (y, peor aun, los no tan locales también) por alguna extraña involución (palabro nuevo) de pensamiento nos miran de una forma errada.

Da igual, a mi que me miren como les de la gana, está en mi si me dejo afectar o no. Pero el punto es ese, como ser humano me reservo el derecho de la debilidad y de un día dar mi brazo a torcer y ponerme esas autobarreras. Cuanto duren en mi es otra vaina.

Pensado, procesado e interiorizado todo esto creo que llega un día que abres los ojos, miras a los que están a tu lado y piensas: me importa un carajo como me mires, desde hoy yo empiezo a mirarme como siempre lo he hecho, decido no sentirme más diferente, decido sentirme uno más en el vagón del metro, en la frutería, en el bar de la esquina o sentado en el césped con una cerveza en la mano y muchas dudas en la otra.

Decido que hoy es ese día. Que el que intente mirar encima de mi hombro… le va la madre.

Offside
Los procesos son eso procesos, etapas, vivencias, quien dijo que Roma se construyo en un día. Si no tienes paciencia, lo siento por ti.

7 thoughts on “Aquellas miradas…”

  1. Yo creo que lo que mas importa es que tu te sientas bien con lo que haces y que no le prestes atención a lo que te rodea.

    A veces puede ser dificil pero se puede.

    ¿Y para cuando unas cañas?

  2. La verdad a mi siempre me ha gustado mas ser diferente que del monton, tu sabes, por aquello de ser unica e irrepetible.
    Dice mi papa que el mundo no aguanta dos como yo…

    Pero, hablando en serio y sin joder, al principio me esforzaba mucho por camuflarme entre los locales, pero eso nunca funciono, termina uno viendose como un payaso. Fijate en otros costeños/colombianos/latinos/sudacas, y dime si no se ven realmente ridículos cuando intentan hacer parte del montón.

    Recuerda que aunque la mona se vista de seda… de c*** pa’l estanco!

  3. Alfonso… las cañas pa’ cuando quieras, y bueno no es nada nuevo que si hay algo que me caracteriza es no pararle de a mucha bola a las pendejadas alrededor, toca mirar, escuchar y seguir pa’delante.

    Mafe… y quien ha dicho que hay que camuflarse, yo no me quito mis amnillas de colombia y digo a grito herido a todo el que puedo de donde soy ten en cuenta que el hecho que escriba estos pensamientos va más encaminado a intentos de observar diversos comportamientos que me encuentro en mi cotidianidad…. tu tan fiel comentadora siempre…

  4. Alejo… llevo tiempos sin pasar por acá y no vi la cajita para saludarte y no tengo mucho que decir sobre lo del 20 de julio… Entonces seguí bajando y leí esto y pienso que la mirada que de verdad importa es la que uno hace hacia adentro, la que le permite reconocerse más allá de las máscaras de lo social, político o académico.
    En fin, no he vivido por fuera y supongo que esas miradas deben joder mucho… pero creo que al final lo importante es que el espejo le diga a uno que sí es esa persona que uno quiere ser y no un holograma de sí mismo que le encanta a los demás.
    Te dejo un abrazo enorme.

  5. Angelita, que bueno tenerte de nuevo por acá… lo de la cajita pues nada ya no va más pendejadas de uno. de lo que comentas ni se me ocurre llevarte la contraria pues pienso igual, lo que pasa es que uno sienta las miradas ajenas no tiene nada que ver con la mirada propia, creo que incluso ayuda a reafirmar nuestras propias convicciones y seguridades pero la mirada extraña está ahí y toca convivir con ella con sus pros y contras. me parece vital antes que me guste a mi mismo y después muy muy después encantar a los demás, y eso.

    te espero por acá. abrazo.

  6. La parte que menos le envidio a los que toman una decisión como la suya es la del desarraigo. No son de allá, pero ya tampoco se ubicarán acá como antes. No son de un lado ni del otro. Un limbo terrible, si me preguntan.

    Lo que dije alguna vez: “aquí tendremos muchos problemas, pero nunca seré un extraño”.

  7. En efecto patton, ese desarraigo lo sentí bastante el año anterior que estuve de visita. Todavía no me siento 100 % en mi casa acá en España pero tampoco me siento en mi casa en Santa Marta o Barranquilla, entonces terminas en un limbo geográfico ni el hijuemadre… pero bueno esa es una de las partes de las decisiones que uno toma como inmigrante.

Leave a Reply to Alfonso Cancel reply

Your email address will not be published.