Category Archives: el ojo

Una cierta mirada (1)

Ciertas miradas son las que damos cada día, miradas sin intención o con ella, miradas que provocan, miradas casuales,  miradas que entran por los ojos y salen por el pensamiento, miradas que nos encontramos o que buscamos.

Tratamos de evitarlo pero la vida se nos presenta como una sucesión constante de imágenes, fragmentos cotidianos de múltiples colores y sencillas historias.

Hace un tiempo solía ir cámara en mano retratando todo aquello que me encontraba, los últimos meses he perdido ese vicio, esa droga seductora de capturar la cotidianidad y el día a día en cuadros pixelados llenos de color.

Vuelvo y retomo, estoy dispuesto a capturar mis horas a través del lente, da igual si sale desenfocada o movida, la foto importa por su misma mirada, su cierta mirada. La foto no será a color, ni a blanco y negro se mostrará  con el color potenciado que me provoque al momento de mirarla.

Trataré de dar una cierta mirada cada semana, trataré.

traje de gala juglares    muelle naturales sonido bestial don pepe   500 Pero no olvida

Dulce cotidianidad

Maryluz, Petrona o Maria, su nombre puede ser cualquiera de esos, no se cual, quien sabe, de pronto se llama Marcela, Laura o Susana o algún nombre con más pedigree. Lleva un arrume de periódicos, lo pasea sobre su cabeza y grita fuerte, con energía “el heraldo, el heraldo” se mueve con cadencia y los periódicos se mantienen en su cabeza sin perder el equilibrio, al parecer ella estaba predestinada para gritar “alegría, cocada, caballito” pero la única alegría que ha vivido es tener un trabajo que le permite dar de comer a los 3 hijos y al marido buenavida que la esperan con hambre en casa.

Los muñecos son feos, “el” tiene camiseta del Junior de Barranquilla, tan oportuna hoy, “ella” camiseta sin marcas, pelo morado y falda que muestra todos sus encantos. El que los maneja los mueve con destreza, tira de cada madera con precisión y hace que uno y otro bailen al ritmo que el les toca. Bailan una puya, un merengue y un joropo, bailan reggeton, vallenato y salsa, bailan como enamorados inocentes y como amantes desenfrenados. Son marionetas, la vida se las da un bacán, gafas negras, colita de caballo y labia prodigiosa. ¿porqué no darle una moneda?.

El día sigue, ella se monta al bus como la reina, una reina sin tesoros ni tierras, su bolso, el teléfono que lleva en la mano, su estudiado maquillaje, sus tetas operadas, su todo marca presencia. Todos la miran, ella quiere que la miren. Camina hasta el fondo del bus y se sienta mostrando pierna, planeando cada movimiento, cada pierna pidiendo permiso a la otra. Que habrá en su cabeza, qué pensará del tipo que el viernes le agarrará todo por unas vueltas en un carro último modelo y unos cuantos billetes de veinte mil pesos.

La noche cae, el recoge cartones, su organización es extrema, el carro de balineras en que los traslada se percibe más pesado que sus propios pesares, lo empuja con paciencia, nadie lo espera, se tropieza con un hueco y se sale la “rueda”, mira al cielo, yo, en la otra acera, espero que suelte una maldición, un par de asteriscos, signos de interrogación, varias letras del abecedario repetidas y demás maricadas que usa uno cuando quiere decir otra cosa políticamente poco correcta, como si el supiera lo que es eso; pero no, simplemente suspira, parece sonreír… Es cierto, cuando el pobre lava llueve.

La cotidianidad sabe a perfume barato y a mierda fina, a pequeñas alegrías y grandes tristezas, a lucha y tranquilidad, a lejos y cerca, a dulce simplicidad y salada complicación.

Sigo caminando y me sigue sonando en la cabeza…

Si te preguntan como se sube decile que muchos se han perdido para ir al cielo creo que no hay camino, nosotros dos iremos en una nube…

5 sentidos: Vista

Casi siempre cada día empieza con algunas imágenes estandard: un mirada entrecerrada a un techo blanco, blanco, la pantalla del celular que brilla, baldosas color marrón opaco…

Hoy es festivo, las imágenes cambian, en la cama la ropa espera ser guardada en la maleta, me asomo a la ventana y se ve el árbol de cayena y las flores recientes moviéndose al ritmo de la brisa. El citófono suena mi pana se queja, ah no eso es otra cosa, llega el puertaapuerta por mi. La samaria me espera.

Entro al reducido transporte,  dos mujeres mayores conversan, una niña linda, preciosa, habla por celular, un tipo duerme a pierna suelta, un par de niños gritan y me miran con cara de pocos amigos, me siento delante.

Imágenes del camino, carretera, vendedores de rosquitas, almojábanas, bebidas, la ciénaga grande en todo su esplendor, pasa algún pelícano y una garza se atraviesa obligando al conductor a esquivarla. Tropezamos Ciénaga, pueblo caliente y poco agraciado con sus vendedores de pescado y camarones, con sus mototaxis y sus olores.

Se ve, al fin el mar samario, en la Drumond un par de grúas descarga carbón sin parar. Llego a mi apto desempaco y salgo al balcón, veo el mar, motos acuáticas, desde mi mirada alta y reservada diviso a un grupo de cachacos rumbo a su paraíso, el mar caribe.

Tarde de charlas varias con Chivi, la piscina me pica el ojo pero tanta brisa me impide disfrutar de un baño, no me impide disfrutar de las dos morenas en bikini que aparecen rodeadas de coloridos pareos y dos novios de repuesto. Miro y admiro el cielo, está opaco, cae el poco sol en un atardecer majestuoso, colorido, inesperado.

Me subo a una buseta, rumbo al centro samario, en el camino se para el tráfico por un gran accidente, una moto contra un gran camión, pelea de tigre con burro amarrado, la moto queda irreconocible.

Llego a la casa, saludo a mis abuelos, pese a ser un día festivo veo las mismas imágenes de siempre de mi cuadra de infancia, el vendedor de minutos a celular, el peluquero que camina con movimientos descarados para simular una feminidad inexistente, el puesto de perros calientes co Jimmy y su parsimonia, los bebedores de cerveza sentados jugando un domino en donde Borinque, gente paseando en bicicleta y un perro que caga en frente de mi casa.

Veo llegar a amigos y amigas, caminamos rumbo al centro histórico, la calles están llenas de gente con sus mejores galas, llegamos a la entrada de la discoteca, unas grandes luces de neón me ciegan, un niño hambriento, descalzo, sucio, triste, a la espera de un milagro nos pide plata que le permita comprar un poco más de esa droga que lo hará VER lo que quiere VER.

Cuerpos sudando, danzando, tomando, besando, sintiendo, se sube un barman a la barra y hace un juego de luces con fuego y gas de una botella, sonrisas de todos, la música lleva el ritmo de las imágenes ¿o será al revés?.

Las imágenes nos buscan, nosotros escaneamos el día a día en simples pedazos visuales, nos encontramos el contexto de cada día dividido en fragmentos visuales que disfrutamos u odiamos, sentimos, vivimos, observamos, vemos.

Terminamos, cansados, con la luna encima, la imagen final son tres niñas, falda a la moda y  belleza matadora en tremenda borrachera,  me viene a la mente Carlos Vives…

Que tiene la noche cósmica virtud
Que envuelve mi cuerpo de una mágica inquietud
Que tiene la gente que tiene este lugar
Que tiene mi negra que no la puedo olvidar
Tiene en sus amores propiedades milagrosas y una miradita
Que me antoja deliciosa, tiene en la cumbiamba una cadencia misteriosa
Y una cancioncita que se vuelve pegajosa
Que tiene la noche que  alos hombres enloquece
Unos labios rojos esperando que los besen
Que tienen  los hombres después en la mañanita
Un amor que sueña desojando margaritas…

5 sentidos: Oído

No es tan temprano, son las 7 am, suena un despertador, un vals todo extraño que tienen los teléfonos Motorola y que es el más decente que he encontrado para despertar sin sobresalto. Afuera se escuchan carros que  pasan y un voceador que grita El Heraldo, El Heraldo para hoy martes.

La ducha emite su sonido característico, toca un baño concienzudo que quite impurezas y limpie ideas, suena el spray del desodorante, una correa se cae al suelo, el abanico no para de lanzar aire mientras suena lentamente, un pájaro se posa en la ventana e intenta emitir un sonido, débil, muy débil.

Entro a la cocina, la lavadora emite un extraño pitido que todavía no he logrado desactivar, lavo dos platos de la noche anterior, me gusta el sonido del agua al correr sobre la loza. Un minuto de cocción y suena el microondas, tropiezo un vaso, crash, crash, suena al romperse.

Suena el citófono, me buscan, las llaves suenan clink clink, la reja al cerrarse hace un estruendo, se oye el grito de la bebé de mi vecina, en otro apartamento se oye un regaño, pelao del carajo levántate, bajo corriendo, no sea y me regañen a mi.

En el taxi la conversación es la de siempre, que más, que hay de vainas, nada la misma vuelta de siempre. El aire acondicionado ayuda a empezar bien el día, en la radio suena Jorge Cura, mejor, alguno de los comediantes que siempre lleva a su programa, el chófer se ríe, yo me río con el, el día empieza con sonido de risas.

Entro a mi oficina, suena la alarma, bip bip bip bip, combinación correcta, hace un gran estruendo al desactivarse. Enciendo el aire acondicionado de mi oficina y el de el resto del canal, brrruuummmm arrancan los dos. Me siento en la silla, suena, necesita aceite. Enciendo el PC, marco clave, bip bip bip bip, clave correcta, somos una sociedad de claves correctas pienso, miro la pantalla, abro el correo, 6 mensajes, una alarma, abro la intranet de la universidad cero mensajes, abro el resto de webs de revisión diaria, cada una hace un ruido distinto. Me acerco a la sala de emisión del canal, enciendo los televisores, los monitores y la consola de mezclas, cada uno con un sonido característico, cada uno con ganas de contar, prendo el dvd y en el la torta de esta semana me reclama que le suba al sonido. Dejo todo en stand by a la espera que los ayudantes se encarguen de lanzar todo al aire.

¿Qué más profe?, se oye la primera voz, ¿le puedo contar algo?, dime, suena un celular, regáleme un minuto profe, ya vuelvo, ok. Es la primera de muchas entradas y salidas a lo largo del día. Suena el teléfono. ¿Con pedrito de los palotes?. No, oficina equivocada. Empezamos bien.

Mañana intensa, mucho trabajo, preparar clase, redactar un par de propuestas, el teclado suena y suena, como imitar el sonido de unas teclas, clic clic clic clic. Tres interrupciones más y opto por cerrar la puerta de mi oficina de puertas abiertas.

Mediodia. A casa a almorzar, mismo sonido de microondas, la licuadora procesa un gran jugo de lulo, el vaso suena al contacto con el hielo. Comida rapida, tenedores sonando.

Camino por la calle de vuelta a la universidad, un hombre “maneja” su carro’e mula, arre, arre, le grita y me acuerdo del caballo chovengo de la canción, arre, arre, vuelve y grita y el animal, terco, suspicaz,  se queda quieto, como burlándose de su dueño.

Viene un taxi Dacia, de esos largos, se queda varado a media calle, hace un estruendo aterrador, a ese motor le falta poco para salir en átomos volando, pasa un moto taxista y le grita: échale guineoooo.

En el bus rumbo a la universidad el cántico es el de siempre, uno le vale 200 y tres le valen 500 para su mayor economía. los huecos hacen que cada brinco suene todo el chasis. Yo cierro los ojos y espero llegar pronto, al menos llegar.

Retomo labores, pa’ clase, durante 3 horas no oigo ningún otro ruido sino mi voz, convencido, ya quisiera yo, los alumnos hablan una y otra vez, a veces por mis preguntas, a veces por jodidos que son,  a veces porque si, a veces porque no. Suena la película, hoy es F for Fake de Orson Welles. Siguiente parada, rally videografico por la universidad, la clase es distinta, fuera del salón, así que los ruidos que escucho, además de las preguntas de los alumnos, son los característicos de la cotidianidad de la Uninorte, gente, mucha gente, pasos, vasos en el CAI, gente que entra y sale, puertas que se cierran y se abren, gritos, muchos gritos, alguno pasa corriendo y casi me tropieza.

Fin de la jornada, camino por las calles, pasa el carro de la basura a mi lado armando un gran estruendo llego a casa, subo escaleras, clink clink suenan las llaves. Abro la puerta, el portero me dice que vinieron los de la luz, a bonita hora pienso yo y subo pausadamente los cuatro pisos que me separan del ruido final. Prendo luces, enciendo la TV, una película empieza, caliento algo de comida y me dispongo a escuchar, a sentir lo que tienen que contarme. En el PC se enciende la luz del msn, hoy -día sonoro- no hay ruido en los parlantes, una chateada rápida que allá y acá toca dormir.

11 pm, me quedo dormido, me voy al cuarto, enciendo el ventilador y cierro la ventana y justo antes de tirarme a la cama escucho los tres últimos sonidos del día: el vigilante de la cuadra haciendo su ronda habitual con el pito de toda la vida con el  que mantiene alejado a los malandros de la cuadra y viceversa, el sonido ralajante, simple y sin carisma de la brisa entrando por todas las ventanas y el cric cric cric de las ranitas que extrañamente llegan hasta lo alto de mi apartamento.

Los ruidos que se escuchan en la cotidianidad nos marcan las pautas de lo que hacemos; sentirlos, vivirlos pero sobre todo disfrutarlos nos puede hacer experimentar extrañas y llamativas impresiones.

Es que casi siempre oímos pero muy pocas veces escuchamos.

Escribo, pienso, sigo…

Escribo como los locos, sin ton ni son, con frases entrelazadas por la sonoridad o por el contexto pero nunca por el pensamiento, con espacios y temas tan variados como poco cercanos.

Nunca me siento a escribir con un preconcepto, ni con una hoja, ni con ideas sueltas dando vueltas en la cabezas como perlas en la boca de un cerdo, escribo sobre la marcha y borro sobre el recorrido, no pienso, ni divago, sólo expreso.

Escribir es para mi una catarsis, es la manera como me expreso y como me reconozco, como me reencuentro y como me muestro. Los que me leen no me entienden la mitad de las veces, yo no me entiendo la mitad de la mitad, esa es la idea, párrafos inconexos en los que se diga algo y no se diga nada pero que haya expresión, mínimas lecturas interpretativas que lleven a un todo y a un nada.

Necesito escribir, necesito expresarme, necesito decirme que soy y que siento pero sobre todo qué vivo.

Por eso cuando escribo lo hago con pasión, con palabras simples y pensamiento complicados, por eso cuando escribo, sea en prosa, sea en verso, va todo con el corazón, con la realidad en la mano. Un estado de locura creativa que me impulsa a seguir el camino, tu camino, nuestro camino.

Mis escritos no exigen una respuesta, sólo una mirada, no exigen un comentario sólo una sensación…  como lei por ahí, mi respuesta es no tener que hacerme preguntas.

Escribo, pienso, sigo… ¿para qué quiero más?

Cortado y descafeinado

Si me pongo a pensar podría decir que Meli es una boluda qui parla molt be el catalá, también podría pensar que es una catalana con alma de argentina o quizás que es una costeña que nació en el lugar equivocado.

En fin, amiga más allá de la distancia, publicista (PR diría ella), viajera, fotógrafa, un poco loca, espiritual a más no poder y algunas cualidades más la definen a la perfección.

El cuento es que sin pensar mucho en los consejos que  le dieron de todas partes del planeta se le dio por venir a visitar LoCombia para así tener otra mirada más del mundo, una mirada local, cotidiana y muy caribeña alejada de los museos y cercana a la calle, a la gente.

Nada más llegar la confundió el encanto caribe, el realismo mágico y la loca cotidianidad de estas tierras, nada más llegar su cámara se reveló a tomar una foto más y tuvo que hacer SU mirada desde MI mirada, bueno en realidad desde mi cámara pero ya eso es un poco mirar a través del otro.

Así que cámara de fotos en mano ella y cámara de video en mano yo recorrimos Cartagena, El Parque Tayrona y Santa Marta en un contrapunto visual pocas veces vivido antes, al menos por mi.

Obvio, también aprovechamos y tomamos sol, nos pusimos negros, negritos, tomamos cerveza, ron y aguardiente, bailamos, escuchamos chistes, un verso le dedicaron, conocimos gente, hablamos, conversamos y hasta tiempo de mirar y mirarnos nos dio.

Ella se fue con el sabor de los casi 20 jugos de fruta que se tomó, con una adicción incontrolada por las arepas de huevo, con el “aja” y el “nojoda” pegados y con la dulce sonrisa de la que se quita un preconcepto. En un rato aterrizará en tierras catalanas, cambiará el vallenato por sardanas, el pescado frito y los patacones por el pa amb tomaquet y las sonrisas de la gente por miradas simples y sin sal.

Los videos están en el congelador, sus imágenes en mi mente, como me gusta que retraten mis espacios y mi cotidianidad así, como me gusta retratar mi cotidianidad así cortada y descafeinada.

Así vio Meli a Colombia, mi Locombia.

Fins despres Meli, bon viatge i millor tornada al teu espai en BCN, el nostre espai…

cartagena

ventass callejeras

plaza

carretilla y sueño

Ver más fotos…

Continue reading Cortado y descafeinado

Punto de quiebre

Las noches barranquilleras me dan para pensar, pasan carros que oigo de manera clara desde mi balcón, escucho al vecino viendo el programa de chismes de moda, más abajo se escucha a un bebe llorar,  escucho unos grillos que después de viejo me enteré que  no son grillos sino ranitas que dan su tono elevado y hasta el olor de la hierba cortada sube hasta mi apartamento.

Miro estrellas, repaso la jornada, día, noche, ideas, fragmentos de cotidianidad, la vida es una locura, pasa de todo y no pasa nada, pensamientos furiosos, lucha interna, sueños de aire, gritos de necesidad.

La gente, que bella es la gente, jornada de manos y codos, de abusos y desusos, de encuentros y desencuentros; la vida cotidiana es recelosa y prevenida, te da la silla y te la quita, cuan raro es sentirse extraño en tierra propia.

A lo largo de nuestra historia, de nuestro guión, nos encontramos y nos alejamos de gente, descubrimos perlas en bruto y brutas con perlas, nos estrellamos en el feeling y descubrimos que la química es más que tubos de ensayo y pipetas.
buy research isotretinoin
Al final me doy cuenta todo esto no es una locura, es realidad pura y dura que nos enfrenta a los poderes, a los saberes, a ti y a mi y viceversa.

ZzZzZzzZZaping…

zapping.jpg

La televisión en Colombia es un pegante simbólico, en ella nos encontramos para vernos e imaginarnos*, al menos eso dice Omar Rincón -gran crítico pero sobre todo gran teórico de la TV colombiana-  y yo estoy de acuerdo.

Hace dos meses no veo TV, apenas esta semana me traje mi viejo televisor a mi apartamento y sólo hasta el sábado me conectan el cable; es decir, estos días me toca sobrevivir con Canal Caracol, Canal RCN, Telecaribe, el Canal del Ccongreso y Canal UNO (por cierto ¿qué le pasó al Canal A y su león característico?). Nada de Fox, HBO, Sony, Warner y así sucesivamente…

Preparo comida, bebida, desconecto celulares,  me tiro en el sofá… veamos que tan fuerte es ese pegante del que nos habla Rincón.

order Neurontin online ZzZzZzzZZaping…

Me reciben en el Canal UNO con un “Yo José Gabriel”, por Dios, ese tipo sigue presentando el mismo programa de hace 10 años, el mismo formato, el mismo set Letterman wannabe pero sin taza. Entrevista a un pelmazo llamado Jota Pineda -no se pierdan su web – con ínfulas de estrella porque hace Stand Up Comedy, los de la Paramount si que hacen stand up comedy, este es un pendejo que juega con chistes de doble sentido con los sonidos y excrementos del cuerpo y que usa como material propio “pensaba durante la pausa comercial”  bromas y chistes me ha llegado una y otra vez como FWD tipo “porqué a las viejas les gusta que le dediquen la reina“. Loser.

ZzZzZzzZZaping…

En Caracol, en la novela de turno, de la que les debo el nombre, dos amigas hablan de su próxima cita una le dice a la otra “disfrútelo mamita” a lo que la otra responde “no te preocupes que me encargaré de hacerlo” mientras de fondo se escucha la típica melodía de saxofón que los códigos audiovisuales de toda la vida nos han remarcado como significante de “huy acá se viene sexo del Continue reading ZzZzZzzZZaping…

Leer ¿y eso pa’ que?

Una de esas infundadas leyendas urbanas que se expande, hoy más rápido que nunca, entre el imaginario de la gente es que si lees en un vehículo en movimiento se te puede dañar la vista porque se desprende la retina o no se que historias medicas totalmente infundadas.

En BCN siempre leía en el bus, en el metro y en el tren, no leía en la bici por mero cuidado de no ir a atropellar a un catalán pero de resto leía en cualquier vehículo en movimiento SIEMPRE y aparte de alguna dioptría mínima o máxima que ya tenía con anterioridad todo sigue en su puesto.

Aun así pretender mantener la costumbre de lectura en un Kra 54- Uninorte, UrbaPlaya o Granabastos-Cra 72 es como mínimo una locura, los buses brincan de un lado al otro, el chófer acelera en espacios donde no debe y frena en los que debería acelerar, el tumulto de gente, en fin, son tantas razones que intentar mantenerse concentrado en la revista más simple sería complicado no digamos cualquier lectura que necesite dos dedos de frente mas.

Aun así lo intento, hoy me encontré otro impedimento.

– Señor puede prender la luz por favor – le dije al “amable” chofer después que apago la luz roja, discotequera, mínima, que llevaba el bus y que le subiera todo el volumen a la canción de los Diablitos del vallenato que cantaba a viva voz.

¿Leer? ¿a estas horas? ¿y eso para que o que? – fue su contestación.

Así vamos.

Permiso, yo me bajo aquí…

Leer ¿y eso pa’ que?

Una de esas infundadas leyendas urbanas que se expande, hoy más rápido que nunca, entre el imaginario de la gente es que si lees en un vehículo en movimiento se te puede dañar la vista porque se desprende la retina o no se que historias medicas totalmente infundadas.

En BCN siempre leía en el bus, en el metro y en el tren, no leía en la bici por mero cuidado de no ir a atropellar a un catalán pero de resto leía en cualquier vehículo en movimiento SIEMPRE y aparte de alguna dioptría mínima o máxima que ya tenía con anterioridad todo sigue en su puesto.

Aun así pretender mantener la costumbre de lectura en un Kra 54- Uninorte, UrbaPlaya o Granabastos-Cra 72 es como mínimo una locura, los buses brincan de un lado al otro, el chófer acelera en espacios donde no debe y frena en los que debería acelerar, el tumulto de gente, en fin, son tantas razones que intentar mantenerse concentrado en la revista más simple sería complicado no digamos cualquier lectura que necesite dos dedos de frente mas.

Aun así lo intento, hoy me encontré otro impedimento.

– Señor puede prender la luz por favor – le dije al “amable” chofer después que apago la luz roja, discotequera, mínima, que llevaba el bus y que le subiera todo el volumen a la canción de los Diablitos del vallenato que cantaba a viva voz.

¿Leer? ¿a estas horas? ¿y eso para que o que? – fue su contestación.

Así vamos.

Permiso, yo me bajo aquí…