Category Archives: el ombligo del blogger

Vicios…

Cada mañana lo veo sentado en la tienda de abajo de mi edificio, cada mañana entro, corriendo para variar, a comprar mi desayuno de taxi y lo veo. Son las 7.30 am y ya hay a su lado una botella de ron blanco vacía y otra a medio terminar, o medio comenzar, según el grado de optimismo de quien esto lea. Su barba larga, sus ojos perdidos, su mirada enredada, sus pelos al viento, su todo habla del estado del que ya el vicio no le hace ni le deja hacer. Siempre lo veo de reojo, con respeto, sin meterme a su rancho, respetando su vicio. Hoy no me aguanté.

http://gradsgate.com/importance-of-alumni-management-platform – ¿Y tú porqué bebes tanto? – Le dije con altanería y soberbia.

Y el sin inmutarse, se sonrío, me miró de arriba abajo, ahí tan ancho, con mi pinta de jefe que no quiere serlo, con mi camisa seria y mi mochila terciada, con mis zapatos brillantes y mis jeans un tanto desteñido, con mis lentes de nerd y mis pulseras de hippie, con mi todo, simplemente me miró y me dijo.

where to buy clomid pills – ¿Y tú porqué trabajas tanto?- y me quitó la mirada.

Tal cual, cada quien tiene el vicio que quiere tener, el de él el alcohol, el mío, no sé a que horas, el trabajo. Así vamos.

 

El Laboratorio

Video promocional de “El Laboratorio” el nuevo programa de Uni5 TV, laboratorio de experimentación audiovisual del Programa de Comunicación Social y Periodismo de la Universidad del Norte, que empieza este viernes 21 de mayo a las 12m (Repetición 6 pm) en Zoom Canal Nacional Universitario. Pueden verlo en vivo vía streaming en este link http://www.zoomcanal.com.co/vivo/

Esperamos lo disfruten.

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 Ficha técnica del video Promocional:

Presentadora: Dany Martin
Dirección general: Alejandro Angel
Realización general, montaje y animación: David Lombana
Producción Harold Perez
Cámara y fotografía: Felipe Amalfi
Diseño gráfico logotipo: Jose Blanco
Vestuario: Proyecto de diseño MONO
Música: “Aire Frío” Jairo Peñaranda

 

Profe, teacher, maestro…

Ya hace un año y medio que soy profesor, poder combinar la parte práctica de mi profesión a través de la Dirección de Uni5 TV, con la labor de formador, de facilitador de máximos o mínimos conocimientos con los que cuento me ha permitido crecer de una manera increíble como realizador audiovisual, como profesional en general y hasta como persona.

Aunque la docencia no es, sin duda, una profesión fácil y tiene muchos retos, considero que es una de las mejores formas de vivir en un constante proceso de aprendizaje, en una búsqueda cotidiana de ampliar lo que sabemos y lo que compartiremos con nuestros estudiantes.

En este año y medio han pasado por mis clases casi 500 alumnos, saber cuantos de esos me recordarán  en un futuro a mi y y sobre todo  lo que algún día intenté compartirles  es uno de esos datos que no tengo ni quiero tener; aún así, saber que cada semestre más de uno sale de mi clase con las ganas de contar historias audiovisuales, con el interés por explorar la creatividad día a día y con la idea de que somos unos locos de la cámara y que esa es nuestra arma de expresión ya siento que todo ha valido la pena.

Son muchos aprendizajes, muchos y cada día sigo aprendiendo algo nuevo.

– A ser paciente.
–  A entender que las excusas más increíbles a veces pueden ser verdad.– Que no hay estudiantes brutos sino con poco interés.
– Que no hay poco interés sino poca pasión.
– Que  las locuras de los alumnos pueden sacar carcajadas.
– Que reírse con los alumnos y reírse de uno mismo es la mejor manera de romper el hielo.
– Que que te digan “Alejo” y no profe no significa nada a la hora de mantener el respeto utuo.
– Que si se da confianza se recibe confianza.
– Que el respeto se gana a punta de pasón y conocimiento no de regaños y gritos.
– Que exigir puntualidad y no darla es incoherente.
– Que las notas no importan un carajo y lo que importa es la verdadera dedicación e nterés.
 Que se pueden contar historias desde la primera clase.
– Que somos seres audiovisuales con mil cosas por contar.
– Que ser ‘el profesor cuchilla’ no es una opción, dejemos eso a los profesionales.  
– Que me gusta compartir lo que sé y aprender lo que ellos saben.
– Que no me interesa obligar a nadie a que aprenda nada.
– Que prefiero dejarles dudas que imponerles certezas.
– Que san google es excelente para pillar plagios.
– Que en un curso con 30 alumnos hay 60 pareces distintos.
– Que calificar parciales es la labor más ingrata de este mundo.
– Que si uno sabe llegarles a los estudiantes se pueden encarretar hasta con una clase de política bielorrusa y sus acciones en la crisis de la leche. 
– Que no quiero robots que reciten teorías sino gente con ganas de contar historias con otra mirada. 
– Que payasear un poco, actuar breves fragmentos audiovisuales, que quitarse la armazón de “el profesor” permite llegar más fácil a los conceptos.
– Que no hay nada más efectivo para que un salón quede en silencio que la frase “saquen una hoja” lo cual aunque incoherente con otros aprendizajes a veces sirve para evitarse envejecer antes de tiempo. 
– Que me falta mucho por aprender, que apenas estoy empezando y que lo más importante en esta locura de la enseñanza no es hacia donde voy sino el camino que se está recorriendo.

Hay tantos aprendizajes que sólo me queda dar gracias a mi profesión, a la vida, a las circunstancias, a todo lo que ha permitido que aquella profesión que nunca pensé que ejercería, la docencia, sea hoy una de las causas de vivir cada día con una sonrisa en la cara y la cabeza a millón maquinando nuevas formas de enseñar, de compartir, de potenciar esas locas ideas que trae cada uno de ellos.

“Si quieres aprender enseña” Marco Tulio

 

Click

Suena así: Click.

¿Lo han escuchado?

Es el sonido que hace un engranaje o aparato cuando encuentra su punto ideal, también es el sonido que hace una cámara  cuando toma una foto o graba un recuerdo y es el sonido que hace nuestra cabeza cuando siente que encontró la idea, momento o pensamiento que estaba buscando.

Hoy fue uno de esos días en que el click sonó duro, bien duro, sobre todo teniendo  en cuenta que sonaron los tres tipos de clicks que defino arriba.

Es interesante conocer y reconocer el momento exacto en el que hacer o deshacer algo, el momento exacto en el que todo se da para que la decisión sea la mejor y más certera.

No tengo duda que el camino ha sido largo y peleado pero si no fuera así seguro perdería su esencia, perdería su gusto.

“Alicia, en el país de las maravillas, preguntó al gusano qué camino tendría que tomar, y el gusano le respondió preguntándole -¿dónde quieres ir?-. Ésa es la pregunta que nos tenemos que hacer.”

Si, esa es…

CLICK.

 

Probando…

Probando, probando, un, dos, tres, sonido…

Los mejores textos salen a veces de palabras vacías. No hay duda, podría ser una fórmula matemática.

Es igual, no quiero entrar en esa espiral, eterna espiral de quejarme de la hoja en blanco. Esa pelea eterna con el teclado, esa pelea de David contra Goliat, esa pelea, interesante pelea diaria…

No sé quien lo dijo, pero pudo haber sido Gabo, “hay quienes convierten la falta de tema en tema para una nota”

Insisto, no es hora de preguntarme sobre eso, sólo quiero sentarme y que las palabras fluyan, así suele ser casi siempre, me da risa, nunca, nunca escribo con ideas preconcebidas ni mapas mentales, nunca planeo puntos de giro ni sueño a mis personajes, hace rato escribir es como esa catarsis necesaria, ese botar corriente para no dejar todo a la cabeza, a la bendita cabeza.

Es imposible hacerlo, es imposible planear, a veces, casi siempre mejor dicho, escribo sobre cotidianidad, personas y personajes, ideas que tropiezan, dan tumbos en mi cabeza y mil rollos mentales más, ¿porqué no seguir en esa misma tónica?

Puede que esta repetición y esta temática constante lleven a que mucho de los textos queden insípidos, descafeinados y hasta incoloros pero bueno, recordando una de esas famosas frases que solía usar en mi travesía en la madre patria, “es lo que hay”.

De todos modos, es mi espacio, mi espacio personal y por eso me contradigo, mando a la mierda todo y vuelvo y me quejo de la hoja en blanco, de la mente en blanco, de la cabeza en blanco… no, de esas no, ojala.

Parece que olvidé que dos más dos no es tres, parece que esta fórmula matemática no funcionó, parece que este texto no será bueno, parece que escribir me tranquilizó, parece que me dejo un buen sabor en la boca y que ahora puedo ir a dormir con la tranquilidad que las 3, 15, 22, 36 ideas que tenía rondando en la cabeza han pasado a mejor vida, a ninguna le dio la gana de salir, a ninguna le dio la gana de decir, hola, soy una idea y quiero que me cuentes.

Y yo… FELIZ.

Buenas noches. Muy buenas noches (y también buenos, muy buenos días).

 

¿Incorrecto? o ¿incorrecta?

Publicado originalmente en “Guerra de géneros”, especial por el  primer año del blog de Naty Marenco.

—-

Esto de la guerra de los géneros siempre se me ha dado muy mal, no sé si será que soy muy políticamente correcto, al menos muchos más de lo que debiera/quisiera ser o que en una de mis muchas pajas mentales creo que tengo un club de fans (nahhh) y por tanto, vuelve la corrección política, no debo/quiero herir susceptibilidades.

Al carajo. A ver si puedo…

Hombres y mujeres no somos iguales, nunca lo seremos, no ser iguales no significa que uno sea mejor que otro, no lean entre líneas, significa que no somos lo mismo ni somos iguales, ya está, pare de contar, sin más interpretaciones.

Si, sin más interpretaciones, porque esa es, precisamente una de las principales y más marcadas diferencias entre unos y otros, la intertextualidad.

Si un hombre dice “quiero una cerveza“, la traducción es “quiero una cerveza“, como mucho agréguenle alguna alusión al sexo y pare de contar.

Si por el contrario una mujer dice “quiero un chocolate” (o una cerveza que ellas también toman el adorado liquido de cebada) la traducción será algo como “quiero un chocolate/cerveza, aunque en realidad no quiero un chocolate/cerveza sino saber que tu todavía me quieres tanto como para tener pequeños y sencillos detalles conmigo como aquella vez que empezamos a querernos después de la fiesta de pablito, pero si no eres capaz de darme un detalle tan pequeño puede que no me merezcas tanto”.

Coño…

Un pensamiento a la vez, ¿es mucho pedir?

En fin, esta, como cualquier generalización, es errónea hasta que se demuestre lo contrario, igual hay tipos que se enrollan la cabeza más de la cuenta (yo, a veces, uno de ellos) y tipas que se toman la cerveza o se comen el chocolate y siguen su vida, sin procesar un sólo pensamiento más. Hay gente para todo.

Diferencias, muchas, parecidos también muchos, podría estar disertando en este espacio por horas y horas y nunca acabaría de marcar las diferencias y parecidos que hay entre nuestros amados/odiados géneros.

Por cierto, hay algo que nunca he entendido muy bien, y de hecho yo estoy cayendo en ello en este escrito, pero no entiendo porqué siempre que se habla de géneros (o de guerra entre ellos) el tema en el que (o desde el que) se enfoca todo es el amor.

Sé que somos seres sociales, que el amor es una de las emociones naturales del ser humano que más nos mueve, que en el cine y la TV siempre lo usan como excusa para contar sus historias porque saben que siempre habrá alguien que se sienta identificado, es igual, hay muchas maneras más de relacionarnos que el amor pero por aprendizaje social o yo que sé que excusa hormonal, científica, apostólica o romana hemos decidido que siempre que queramos darle palo al género opuesto debemos hablar sobre el amor.

Bueno, tenía que decirlo, no deja de ser una opción fácil, así que sigamos entonces.

Otra de las diferencias entre XX y XY es la película, y cuando hablo de película me refiero al “empelicule”, porque no podrán negar que aunque hay empeliculados de lado y lado casi siempre, yo diría un 75% de las veces, la que se arma películas es la mujer, hay hombres empeliculados, seguro que sí, pero estoy seguro ( ¿algún estudio de esos que hacen cada cierto tiempo por ahí que lo asegure de manera científica?) que hay un mayor número de Spielbergs femeninas que masculinos. Aunque ahí sí como dije alguna vez, nadie le arma películas a nadie…

Ojo, la película tiene varios estadios, no es sólo la película de Ella piensa: “somos novios, nos queremos” y el piensa: “la estamos pasando bueno, la estamos pasando bueno, la estamos pasando bueno”, también está la película de ella piensa: “Tengo razón, tengo la única y verdadera razón en esta discusión” y el piensa: “como jugó de bien Ronaldo y que buenas tetas tiene su mujer” o también la de ella piensa: “los hombres son unos cerdos” y el piensa: “Cerdo o pollo

Es eso, la cabeza de la mujer usualmente es más centrada y la nuestra más, mucho más, (des)centrada. Ellas piensan en A nosotros en 12, letras y números, no cuadran y por eso es que a veces nos cuesta tanto entender(nos), no se han parado a pensar que muchas de las veces no queremos ni siquiera, valga la redundancia, pararnos a pensar y simplemente estamos tratando de vivir la vida sin mayores complicaciones ni pensamientos extraños y enrevesados.

Esta última idea viene, por supuesto, viciada, los hombres somos más importaculistas (del verbo meimportaunculo) que las mujeres, le damos menos importancia a los detalles y una discusión o un intercambio de ideas con una fémina rara vez nos sacara una lagrima pero no es por ser los meros machotes, como se armaran la película algunas/os, sino porque creemos que la vida es muy corta para darle tanta importancia a estos pequeños rounds de la vida cotidiana.

Eso, que podría seguir escribiendo prosa barata, escribir poesías de lo bueno y lo malo de cada género o irme lanza en ristre contra ellas o contra nosotros mismos en sendos panfletos pero visto lo visto mi corrección (bendita corrección) puede más que mis letras.

O, pensándolo bien, quizás no es corrección, simple y llanamente tengo claro que no podemos vivir ni con ellas ni sin ellas. Así funciona. Ni contigo ni sin ti.

 

Seguimos…

Podría empezar a tirar excusas a diestra y siniestra explicando las razones por las que cada vez escribo menos por acá.

Podría decir que no tengo tiempo, que lo urgente no da tiempo a lo importante y así durante un rato, excusas, frases hechas y descafeinadas que suelo decir cada cierto tiempo por estas tierras  que aunque sean ciertas no significa que sean valederas.

Pero la verdad hay una única  razón por la que cada vez escribo menos y esa es Proyecto 365, ese loco proyecto audiovisual que me puse de meta para el 2010 de retratar la cotidianidad de cada día a través de videos, de imágenes en movimiento.

Ya voy por 69 videos y cada día tengo más claro, veo más factible, que llegaré al 31 de diciembre de 2010 con 365 capturas visuales de espacio, momentos, eventos e ideas que voy tropezando en mi cotidianidad currambera.

Los invito a que se pasen por el canal de Youtube y si les gustan los videos comenten y rieguen la bola.

 

Un tipo sencillo…

Ese soy yo, un tipo sencillo

Un tipo sencillo que regaña, grita y putea, que se enferma,  tose y escupe.

Un tipo sencillo que tiene días malos, días buenos y días de puta madre…

Un tipo sencillo sin pretensiones tan elevadas como cambiar el mundo o descubrir América, mis pretensiones son tan simples como retratar el día a día, la cotidianidad, y dejar constancia de ello.

Un tipo sencillo con ideas buenas y cercanas, con odios y amores, con filias y fobias, con quereres y distancias.

Un tipo sencillo con un credo personal tan simple como efectivo, tan enigmático como inexplicable.

Simple y sencillo de toda la vida, amigo del cocinero y del doctor, quizás porque yo mismo soy fui cocinero y soy seré -ni idea cuando- doctor y el estar de cada lado me ha enseñado que al final todos somos seres humanos que reímos, lloramos y vivimos la vida.

Tan sencillo soy que no me gusta la plata, no tengo alma de comerciante aunque eso vaya en contra de mis dotes de culebrero, la plata para mi es y será siempre un medio, nunca un fin.

Soy un tipo sencillo, de pensamientos sencillos pero que tarde o temprano tiene que darse cuenta que no, no es un tipo sencillo, no es un tipo simple, no es un tipo cualquiera…

 

Ganas, sólo ganas…

La hoja en blanco, el síndrome de la hoja en blanco no existe hace rato, al menos para mi, no es sino sentarse a escribir y las palabras, afortunadas o no, van saliendo una detrás de otras, qué digan al final no es relevante es usar simplemente la escritura como una vía cualquiera de catarsis.

Catarsis, que palabras más raras usa uno cuando lee de más.

Hace rato vengo con ganas de escribir nuevamente, de dejar volar la imaginación, de tejer palabra por palabra, frase por frase, pensamiento por pensamiento nuevas ideas, fragmentos y realidades.

Pero pasa lo de siempre, me dejo ganar por la cotidianidad, por el trabajo, por los videos, por cualquier excusa valida o no valida que se me pueda ocurrir y que no es más que un autoengaño. No escribo porque no quiero. Punto.

Tengo cosas que contar, muchas, hay miles de pensamientos dando vueltas estos dìas en mi cabeza, trabajo, proyectos, relaciones, quereres, distancias, cercanías, historias,  tantas cosas por narrar que al final se quedan en puras notas escritas de rápidez en una servilleta.

Sonará extraño pero no tengo una herramienta favorita  la hora de escribir, a veces escribo en mi libreta de notas, otras veces se me ocurre una idea a destiempo y termina anotada en mi celular y que decir de todas aquellas historias que he empezado a escribir en cualquiera de los muchos papeles, tarjetas , tiquetes de la compra, saldos del banco y demás extraños adminículos que guardo en mi billetera.

Esta manera de escribir, impulsiva, desesperada, a cuenta gotas me lleva a veces a preguntarme qué hay detrás de todas las letras que escribo  día si y día también, es fácil entender que es simplemente una búsqueda constante de ese YO que está oculto, agazapado, esperando salir a flote, una manera de auto reconocimiento que me permite explorar cada una de las facetas de la vida diaria, de mi cabeza, de mi sentir…

Al final escribo y no escribo, hago tiros al aire, me quejo, pero no escribo nada de nada, se queda todo en ganas, sólo ganas de escribir, de expresarme y de sentir.