Repaso mis últimos escritos, no se que hay en ellos, les falta alma, les falta vida, les falta corazón. Veo también los papeles donde anoto las ideas que vuelan por mi cabeza y veo que tengo mucho por hablar, mucho por contar, mucho por escribir y no, no lo hago.
No se, hace un rato que vengo envuelto en una única y sencilla monotonía, del trabajo a la casa, de la casa al trabajo, una monotonía que, según me dicen, viven todos pero no por ser mal de muchos deja de ser un consuelo de tontos.
Quiero vivir, sentirme vivo, hacer cosas, pensar casos, tirarme sin paracaídas como solía hacerlo, dejar de pensar en lo que viene y centrarme en lo que ES.
No me quejo, llevo un año lleno de cambios explosivos, de átomos volando, muchas cosas han mejorado, en muchos aspectos soy feliz, faltan cosas por ajustar pero esa es parte de la sal de la vida; siento, insisto, que hay cosas por atornillar, por mirar, por ajustar.
A veces pienso que lo que necesito es, como dice una amiga, Kampung Ayer Molek un shake, un gran estremecimiento que me eleve más allá de mis propios pensamientos; otras veces pienso que lo que necesito es dejar de pensar y simplemente buscar quien me haga estremecer; otras veces pienso -con gran cordura- que sólo yo puedo hacerme estremecer…
Son días de una curiosa, extraña, agradable pero sobre todo necesaria soledad; momento, a quien engaño, siempre me ha gustado la soledad, la asumo como un estado natural, donde exploro y me permito explorar. Una soledad llamativa, rodeada siempre de amistades pero que me permite tener el espacio necesario para mis divagaciones, sin preguntas, sin presiones, sin exigencias.
Los espacios son los mismos, la cabeza está puesta donde debe estar, las ideas fluyen de manera constante y necesaria, las cosas se van dando, ni bien ni mal, se van dando y eso es importante.
Sigo, sigo, la voz en el fondo de mi mente me sigue diciendo, me sigue repitiendo: isotretinoin online no prescription keep walking, keep walking y yo le respondo: en eso ando, en eso ando…