Category Archives: el ombligo del blogger

5 sentidos: Oído

No es tan temprano, son las 7 am, suena un despertador, un vals todo extraño que tienen los teléfonos Motorola y que es el más decente que he encontrado para despertar sin sobresalto. Afuera se escuchan carros que  pasan y un voceador que grita El Heraldo, El Heraldo para hoy martes.

La ducha emite su sonido característico, toca un baño concienzudo que quite impurezas y limpie ideas, suena el spray del desodorante, una correa se cae al suelo, el abanico no para de lanzar aire mientras suena lentamente, un pájaro se posa en la ventana e intenta emitir un sonido, débil, muy débil.

Entro a la cocina, la lavadora emite un extraño pitido que todavía no he logrado desactivar, lavo dos platos de la noche anterior, me gusta el sonido del agua al correr sobre la loza. Un minuto de cocción y suena el microondas, tropiezo un vaso, crash, crash, suena al romperse.

Suena el citófono, me buscan, las llaves suenan clink clink, la reja al cerrarse hace un estruendo, se oye el grito de la bebé de mi vecina, en otro apartamento se oye un regaño, pelao del carajo levántate, bajo corriendo, no sea y me regañen a mi.

En el taxi la conversación es la de siempre, que más, que hay de vainas, nada la misma vuelta de siempre. El aire acondicionado ayuda a empezar bien el día, en la radio suena Jorge Cura, mejor, alguno de los comediantes que siempre lleva a su programa, el chófer se ríe, yo me río con el, el día empieza con sonido de risas.

Entro a mi oficina, suena la alarma, bip bip bip bip, combinación correcta, hace un gran estruendo al desactivarse. Enciendo el aire acondicionado de mi oficina y el de el resto del canal, brrruuummmm arrancan los dos. Me siento en la silla, suena, necesita aceite. Enciendo el PC, marco clave, bip bip bip bip, clave correcta, somos una sociedad de claves correctas pienso, miro la pantalla, abro el correo, 6 mensajes, una alarma, abro la intranet de la universidad cero mensajes, abro el resto de webs de revisión diaria, cada una hace un ruido distinto. Me acerco a la sala de emisión del canal, enciendo los televisores, los monitores y la consola de mezclas, cada uno con un sonido característico, cada uno con ganas de contar, prendo el dvd y en el la torta de esta semana me reclama que le suba al sonido. Dejo todo en stand by a la espera que los ayudantes se encarguen de lanzar todo al aire.

¿Qué más profe?, se oye la primera voz, ¿le puedo contar algo?, dime, suena un celular, regáleme un minuto profe, ya vuelvo, ok. Es la primera de muchas entradas y salidas a lo largo del día. Suena el teléfono. ¿Con pedrito de los palotes?. No, oficina equivocada. Empezamos bien.

Mañana intensa, mucho trabajo, preparar clase, redactar un par de propuestas, el teclado suena y suena, como imitar el sonido de unas teclas, clic clic clic clic. Tres interrupciones más y opto por cerrar la puerta de mi oficina de puertas abiertas.

Mediodia. A casa a almorzar, mismo sonido de microondas, la licuadora procesa un gran jugo de lulo, el vaso suena al contacto con el hielo. Comida rapida, tenedores sonando.

Camino por la calle de vuelta a la universidad, un hombre “maneja” su carro’e mula, arre, arre, le grita y me acuerdo del caballo chovengo de la canción, arre, arre, vuelve y grita y el animal, terco, suspicaz,  se queda quieto, como burlándose de su dueño.

Viene un taxi Dacia, de esos largos, se queda varado a media calle, hace un estruendo aterrador, a ese motor le falta poco para salir en átomos volando, pasa un moto taxista y le grita: échale guineoooo.

En el bus rumbo a la universidad el cántico es el de siempre, uno le vale 200 y tres le valen 500 para su mayor economía. los huecos hacen que cada brinco suene todo el chasis. Yo cierro los ojos y espero llegar pronto, al menos llegar.

Retomo labores, pa’ clase, durante 3 horas no oigo ningún otro ruido sino mi voz, convencido, ya quisiera yo, los alumnos hablan una y otra vez, a veces por mis preguntas, a veces por jodidos que son,  a veces porque si, a veces porque no. Suena la película, hoy es F for Fake de Orson Welles. Siguiente parada, rally videografico por la universidad, la clase es distinta, fuera del salón, así que los ruidos que escucho, además de las preguntas de los alumnos, son los característicos de la cotidianidad de la Uninorte, gente, mucha gente, pasos, vasos en el CAI, gente que entra y sale, puertas que se cierran y se abren, gritos, muchos gritos, alguno pasa corriendo y casi me tropieza.

Fin de la jornada, camino por las calles, pasa el carro de la basura a mi lado armando un gran estruendo llego a casa, subo escaleras, clink clink suenan las llaves. Abro la puerta, el portero me dice que vinieron los de la luz, a bonita hora pienso yo y subo pausadamente los cuatro pisos que me separan del ruido final. Prendo luces, enciendo la TV, una película empieza, caliento algo de comida y me dispongo a escuchar, a sentir lo que tienen que contarme. En el PC se enciende la luz del msn, hoy -día sonoro- no hay ruido en los parlantes, una chateada rápida que allá y acá toca dormir.

11 pm, me quedo dormido, me voy al cuarto, enciendo el ventilador y cierro la ventana y justo antes de tirarme a la cama escucho los tres últimos sonidos del día: el vigilante de la cuadra haciendo su ronda habitual con el pito de toda la vida con el  que mantiene alejado a los malandros de la cuadra y viceversa, el sonido ralajante, simple y sin carisma de la brisa entrando por todas las ventanas y el cric cric cric de las ranitas que extrañamente llegan hasta lo alto de mi apartamento.

Los ruidos que se escuchan en la cotidianidad nos marcan las pautas de lo que hacemos; sentirlos, vivirlos pero sobre todo disfrutarlos nos puede hacer experimentar extrañas y llamativas impresiones.

Es que casi siempre oímos pero muy pocas veces escuchamos.

Escribo, pienso, sigo…

Escribo como los locos, sin ton ni son, con frases entrelazadas por la sonoridad o por el contexto pero nunca por el pensamiento, con espacios y temas tan variados como poco cercanos.

Nunca me siento a escribir con un preconcepto, ni con una hoja, ni con ideas sueltas dando vueltas en la cabezas como perlas en la boca de un cerdo, escribo sobre la marcha y borro sobre el recorrido, no pienso, ni divago, sólo expreso.

Escribir es para mi una catarsis, es la manera como me expreso y como me reconozco, como me reencuentro y como me muestro. Los que me leen no me entienden la mitad de las veces, yo no me entiendo la mitad de la mitad, esa es la idea, párrafos inconexos en los que se diga algo y no se diga nada pero que haya expresión, mínimas lecturas interpretativas que lleven a un todo y a un nada.

Necesito escribir, necesito expresarme, necesito decirme que soy y que siento pero sobre todo qué vivo.

Por eso cuando escribo lo hago con pasión, con palabras simples y pensamiento complicados, por eso cuando escribo, sea en prosa, sea en verso, va todo con el corazón, con la realidad en la mano. Un estado de locura creativa que me impulsa a seguir el camino, tu camino, nuestro camino.

Mis escritos no exigen una respuesta, sólo una mirada, no exigen un comentario sólo una sensación…  como lei por ahí, mi respuesta es no tener que hacerme preguntas.

Escribo, pienso, sigo… ¿para qué quiero más?

Compadre Chirrin, lo extrañaremos.

Normalmente escribir con sensaciones de molestia, dolor o desespero suele ser contraproducente. Desahogas la rabia, la ira y el dolor sino es con palabras de altos tonos con frases hirientes y que pueden ser susceptibles de ser malinterpretadas.

Esto que escribo lo tengo entre pecho y espalda hace más de una semana, es una de esas cosas que necesito decir porque sino se marchita y se pierde en el limbo de los pensamientos.

Hace una semana hubiera empezado esta nota diciendo algo como: Dicen que para morirse sólo hay que estar vivo, yo creo que para morirse sólo hay que ser un colombiano de bien.

Hoy más tranquilo sólo quiero escribir una nota desde donde pueda recordar a Daniel Galvis, gran hijo, hermano, esposo, padre, compadre y sobre todo persona, recordarlo como el gran amigo que fue sin hablar del qué, del cómo ni del porqué tuvo que morir tan joven.

A Dany lo mataron esta semana santa un día cualquiera, integrantes de un grupo militar colombiano cualquiera, por una razón cualquiera que no es necesario investigar ni preguntar.

A Dany lo recordamos todos los que lo conocimos por ser una persona amable, alegre, jovial, divertida y gran amigo de sus amigos aunque supongo que cualquiera pensara que no hay muerto malo.

A Dany lo conocí por medio de su hermano y de una se hizo parte del combo de la 21, en su jeep, el amarillito, se armaron y se cerraron muchas fiestas, con el se habló de los temas más variados y más de una vez vimos caer la noche en la acera al frente de “El Trebol”, muchos, muchos momentos para recordar.

Dany fue el causante de uno de mis motes o es que alguien olvida que el fue el que, en un error inocente, dijo por primera vez Morrocoyo sírveme un trago, oportunidad que no desperdició Araquito, alias Cachorreta, para dejarme sentenciado como Morro.

A Dany le decían Chilin, Compadre Chirrin o simplemente Compadre Dany.

A Dany lo vamos a extrañar mucho.

El día de su entierro fue imposible evitar que muchas lagrimas corrieran, Coca, Leo, Carlos José, Lili, Cachan todos grandes amigos estábamos ahí juntos casi que no creyendo que no nos veíamos para reír un rato y tomar una cerveza sino para enterrar a un gran amigo y a una mejor persona.

A su familia la aprecio mucho, por eso les di mi más sentido pésame aun sabiendo que el dolor que yo sentía no es ni de cerca el que ellos podían estar sintiendo, aun así ahí estuvimos dando un apoyo mínimo para que el dolor fuera más llevadero.

Me quedo con la canción que cantaron los mariachis que lo despidieron, clásica, cliché, me importa un carajo.

Tu eres mi hermano del alma realmente mi amigo…

Compadre Dany que le vaya bien por allá, desde acá lo extrañaremos mucho.

Llevo una semana tratando de no pensar más en eso, de perdonar, de olvidar, de sentir que somos mejores personas y que no podemos ponernos a su nivel, aun así no puedo, tengo algo que decir a los que lo mataron:

Mwandiga COMAN MIERDA.

Cortado y descafeinado

Si me pongo a pensar podría decir que Meli es una boluda qui parla molt be el catalá, también podría pensar que es una catalana con alma de argentina o quizás que es una costeña que nació en el lugar equivocado.

En fin, amiga más allá de la distancia, publicista (PR diría ella), viajera, fotógrafa, un poco loca, espiritual a más no poder y algunas cualidades más la definen a la perfección.

El cuento es que sin pensar mucho en los consejos que  le dieron de todas partes del planeta se le dio por venir a visitar LoCombia para así tener otra mirada más del mundo, una mirada local, cotidiana y muy caribeña alejada de los museos y cercana a la calle, a la gente.

Nada más llegar la confundió el encanto caribe, el realismo mágico y la loca cotidianidad de estas tierras, nada más llegar su cámara se reveló a tomar una foto más y tuvo que hacer SU mirada desde MI mirada, bueno en realidad desde mi cámara pero ya eso es un poco mirar a través del otro.

Así que cámara de fotos en mano ella y cámara de video en mano yo recorrimos Cartagena, El Parque Tayrona y Santa Marta en un contrapunto visual pocas veces vivido antes, al menos por mi.

Obvio, también aprovechamos y tomamos sol, nos pusimos negros, negritos, tomamos cerveza, ron y aguardiente, bailamos, escuchamos chistes, un verso le dedicaron, conocimos gente, hablamos, conversamos y hasta tiempo de mirar y mirarnos nos dio.

Ella se fue con el sabor de los casi 20 jugos de fruta que se tomó, con una adicción incontrolada por las arepas de huevo, con el “aja” y el “nojoda” pegados y con la dulce sonrisa de la que se quita un preconcepto. En un rato aterrizará en tierras catalanas, cambiará el vallenato por sardanas, el pescado frito y los patacones por el pa amb tomaquet y las sonrisas de la gente por miradas simples y sin sal.

Los videos están en el congelador, sus imágenes en mi mente, como me gusta que retraten mis espacios y mi cotidianidad así, como me gusta retratar mi cotidianidad así cortada y descafeinada.

Así vio Meli a Colombia, mi Locombia.

Fins despres Meli, bon viatge i millor tornada al teu espai en BCN, el nostre espai…

cartagena

ventass callejeras

plaza

carretilla y sueño

Ver más fotos…

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Descansando del carelibro… o como cerrar mi Facebook y no morir en el intento.

dios y demonio en FB

Una estadística que me dijeron algún día y que no sé si es verdad o simple leyenda urbana es que Colombia es el 4to país a nivel mundial y el 1ero en Iberoamérica en número de usuarios de Facebook.

Si es verdad no me extraña para nada, pues es evidente que las cualidades y herramientas del popular “carelibro” se prestan para el chisme y Colombia para bien y para mal es un país de chismosos.

Algunos dicen que es el diablo, otros que es el mejor sitio para chismosear, otros los usan como un simple espacio desde donde socializar, otros buscan amistades y hasta pareja a través de él y más de uno lo usa como escaparate de sus propuestas artísticas y de todo tipo. Yo siempre he dicho que las herramientas son satanizadas, la herramienta muestra lo que tú quieres mostrar, FB tiene mil aspectos de privacidad que la mayoría de gente por entrar corriendo a la moda de abrirse su cuenta porque “toca estar en la película de la vaina esa de facebook” no se percata y ni intenta averiguar cómo funcionan, después vienen las quejas que porque el jefe vio esas fotos mías en la tina medio borracho o porque mi novia vio la foto en donde salgo abrazando a nosequiencita… hey, si esas fotos las subiste TU o unos de tus amigos (que mucho HP también) pero al menos tienes la posibilidad de quitarte el tag, en fin se culpa a la herramienta cuando lo que falla es el uso que hacemos de ella.

Yo conocí el FB en el 2007 y pese a que nunca me ha atrapado del todo puedo decir que soy un usuario activo. Pienso en él como una herramienta que además de permitir restablecer viejas amistades y generar un espacio de contacto directo con amistades y familia permite, al menos a mí desde mi posición de generador de contenidos escritos y audiovisuales para Internet, generar un círculo social al que mostrarle las cosas que haces y recibir retroalimentación.

Aun así, hay mil vainas del carelibro que no me gustan, como la multitud de grupos generados sin ton ni son y mucho menos razón, todas las aplicaciones de juego, que si las guerras de pandillas, que si de qué color es mi aura ¡Dios¡ mascotas virtuales y hasta una cerveza me enviaron el otro día, que si averigua que significa tu nombre, que qué tan bien besas y mil encuestas más que no me interesa en lo más mínimo llenar.

El tema foto y video es otro rollo, la gente que sube fotos de sus vacaciones a lugares exóticos o de fotografías interesantes que han hecho, videos generados por ellos mismos o cualquier contenido con el que pueda ver una mirada más desde la cotidianidad de cada persona tiene asegurada mi visita, pero los mil y un álbunes que se suben cada lunes después de la parranda del fin de semana y los videos de Peter Dangond Vargas en vivo en laescollera/froggless/meimportaunpitodondetocaronesefindesemana o las fotos de amor y romance no me interesan en lo más mínimo.

Otro tema espinoso es ¿a quién aceptamos en nuestro Facebook?, si hay algo que ha conseguido el Facebook es que ha logrado cambiar el significado de ciertos conceptos, al menos no me creo que sea posible que yo tenga 900 amigos, en el mejor de los caso conocidos, contactos o personas que conozco pero nunca amigos, palabra con alto contenido explosivo y muchas cualidades como para decirla a la ligera, aun así al comienzo pequé por novato y personas que no conocía las acepté como “amigos”, de todos modos hoy día haciendo un cálculo a vuelo de pájaro digo que del 100 % de mis contactos a un 70% lo conozco en persona lo que significa desde “me cargó cuando era bebe”,” jugamos juntos cuando teníamos 5 años” o “fuimos al colegio juntos” hasta “nos tomamos una cerveza un día con un grupo de conocidos en común y a partir de la foto en la que nos taggearon me agregó” y bueno, que carajos. El otro 20% se divide en conocidos de internet, de blogs, videoblogs y cosas por el estilo con los que si bien no me conozco en persona hemos trabajado en proyectos colaborativos o cosas parecidas y un porcentaje mínimo del 10 % es gente que me agrega sin conocerla pero que me dice “hey que yo leo tu blog”, o “hey estoy trabajando el mismo tema que tu sobre video por internet” y así sucesivamente, eso sí siempre que me llega una solicitud de amigo de alguien que no conozco le pregunto porque me agrega y de donde nos conocemos, como la respuesta sea “no nos conocemos pero podemos hacerlo”… señor, señorita good bye, buena suerte y que Dios te bendiga, no quiero hacer amigos a través del facebook, menos amigos que no son amigos sino un número más y sobre todo un espía más.

Como siempre, empiezo a escribir y me digo, tres párrafos ni uno más. Hoy tampoco lo cumplí; es igual, toda esta cháchara es simplemente para decir cuánto se ha metido el Facebook en nuestra cotidianidad y nuestro día a día y cuanto necesito descansar de él.

Así que aprovechando la semana santa, las visitas que vienen, todos los trabajos que tengo pendientes de mi oficina y del doctorado y lo mucho que necesito descansar del “tienes una nueva notificación: pepito de los palotes ha comentado en una foto tuya” me tomaré unas vacaciones virtuales y cerraré mi facebook de manera momentánea.

Claro está, como Wilfrido… volvereeeee, volvereeee.

Nos vemos por las esquinas y no hagan mucho desorden mientras estoy fuera…

enganchado al Fb?

Punto de quiebre

Las noches barranquilleras me dan para pensar, pasan carros que oigo de manera clara desde mi balcón, escucho al vecino viendo el programa de chismes de moda, más abajo se escucha a un bebe llorar,  escucho unos grillos que después de viejo me enteré que  no son grillos sino ranitas que dan su tono elevado y hasta el olor de la hierba cortada sube hasta mi apartamento.

Miro estrellas, repaso la jornada, día, noche, ideas, fragmentos de cotidianidad, la vida es una locura, pasa de todo y no pasa nada, pensamientos furiosos, lucha interna, sueños de aire, gritos de necesidad.

La gente, que bella es la gente, jornada de manos y codos, de abusos y desusos, de encuentros y desencuentros; la vida cotidiana es recelosa y prevenida, te da la silla y te la quita, cuan raro es sentirse extraño en tierra propia.

A lo largo de nuestra historia, de nuestro guión, nos encontramos y nos alejamos de gente, descubrimos perlas en bruto y brutas con perlas, nos estrellamos en el feeling y descubrimos que la química es más que tubos de ensayo y pipetas.
Sainte-Marie
Al final me doy cuenta todo esto no es una locura, es realidad pura y dura que nos enfrenta a los poderes, a los saberes, a ti y a mi y viceversa.

El muelle se ha quebrado con que lo pegaremos…

cierre-muelle-2.jpg

Hablar sobre como Barranquilla y los barranquilleros se(nos) han(hemos) quedado en el cuento de la bacanería , la Puerta de Oro de Colombia y el mejor vividero del mundo y hemos dejado de pensar en actuar en función de mantener esos estatus de forma real y no como simples imaginarios es, probablemente, sembrar discordia y ganarme unas cuantas mentadas de madre (so pena de unas cuantas “que se ha creído este pendejo recién llegado criticando esta vida y la otra”).

Da igual, no ando haciendo amigos estos días.

Cosas y casos como la reciente caída de un importante trecho del muelle de Puerto Colombia, otrora el más largo del mundo, me llevan a pensar cuan poco nos importan los espacios de referencia y cuan expertos somos en armar revoluciones y quejas cuando ya no hay nada que hacer.

Ahora todos lloran la caída del muelle y crean sendas revoluciones que seguro importan poco a las autoridades quienes son, al fin y al cabo, las únicas que pueden hacer algo en lo que a la reconstrucción del espacio respecta. Autoridades para quienes, dicho sea de paso  y  como ya dije, la opción más fácil es dejar que todo se caiga y no prestarle atención hasta las próximas elecciones cuando todos se darán golpes de pecho y sacarán billeteras para reconstruir lo irreconstruible (y de paso robarse unos millones más).

Aun así es de resaltar que aparezcan movimientos como el que se creo a partir de los grupos de Facebook “EL MUELLE DE PUERTO: VIVO EN NUESTRA MEMORIA”  y “EXIGIMOS EL ARREGLO Y RECUPERACIÓN DEL MUELLE DE PUERTO COLOMBIA” , que lograron reunir a un activo grupo de gente en la plaza de Puerto Colombia el pasado jueves 26 de marzo, para,  a través de un acto reivindicativo-cultural con fotos, videos y hasta una obra de teatro, tratar de llamar la atención de los políticos y de la población en general.

Yo asistí al acto por trabajo, por interés, por la simple mirada y porque me dio la gana y en el pude ver como las personas comentaban entre si la falta que haría el muelle, los amores que surgieron en el, el trabajo que dio a muchas personas, la importancia histórica que tenía para nuestra ciudad… en fin,  nostalgia pura y dura  que no sirve sino para alimentar el recuerdo colectivo y que no levantará al muelle.

cierre-muelle-1.jpg

Sólo resta esperar que al menos la REACCIÓN-ACCIÓN-CORAZÓN EN CADENA POR EL MUELLE DE PUERTO COLOMBIA logre a futuro que, tal y como dice Giselle Massard, una de las organizadoras del evento, los ciudadanos  se empiecen a expresar “a través de las diversas herramientas virtuales, a través de nuestras fotos y nuestros videos, y de todas las formas creativas que se nos ocurran para dejar constancia de lo que ha pasado y de lo que no queremos que se repita más.” Porque ya es hora de entender que “la participación ciudadana es un derecho y que la expresión pacífica de las ideas, a través del canal que sea, es necesaria para evolucionar nuestro espíritu como pueblo.”

Sigo creyendo que para mejorar nuestro estatus como sociedad deberíamos empezar a ser más de acción que de reacción, pero probablemente tenga rabo de paja; aun así, ya es importante que algunos ciudadanos quieran hacer oír su voz y que usen las herramientas que nos da la tecnología para hacerse sentir.

Y eso que dicen que una golondrina no hace un carajo…

*fotos por Martha Herrera

Decálogo con sabor a ron, cerveza y sol

Pensamientos alborotados con sabor a cuba libre, brisa y mucha música.

Después de casi 2 meses de vuelta por tierras LoCombianas y con embajada en Curramba, volví a Santa Marta, volví a toda regla pues el breve paso en carnavales no cuenta.

Volví a visitar a la familia, a conversar largo y tendido, a repasar historias con los amigos, a soportar el calor y a disfrutar de la brisa.

Dentro del espacio de relax del fin de semana aproveché para pensar, cosa que en los dos últimos meses no he podido, al menos en serio. En mi ritmo de vida actual casi siempre lo urgente no deja tiempo para lo importante y por eso venía postergando un espacio para centrarme, pensar, divagar y tomar nota de un decálogo necesario, un mapa virtual desde donde verme reflejado y guiado, una hoja de ruta en la que sentirme descrito y dibujado.

Este es mi decálogo (del todo actualizable)

1. No pienso luego existo, existo y por eso pienso.
2. El dinero no me mueve, es necesario y lo busco pero no es mi motor.
3. Las cosas sólo las hago por pasión, no hago nada porque “toca”, sólo “toca” morirse, lo demás solo lo hago si quiero, si me provoca y sobre todo si me da la gana.
4. La locura creativa es mi gasolina. Al menos una nueva idea al día.
5. No me creo ni mejor ni peor que nadie, simplemente diferente, no es lo mismo ni es igual.
6. Me importa más ser que parecer.
7. Los cambios siempre vienen bien, no me ato a nada, hoy estoy aquí, mañana quien sabe. Vivo en proceso de reinvención constante.
8. No planifico nada al 100%, todo al 70% el resto hay que dejarlo surgir.
9. Todo fluye, ideas, necesidades, futuro. Let it flow.
10. Creo en la química con las personas, creo en mis primeras impresiones, creo en ti, en mi, en nosotros, en vosotros y en ellos.

Mirar, observar y retratar es necesario, juro que se siente bien…

Leer ¿y eso pa’ que?

Una de esas infundadas leyendas urbanas que se expande, hoy más rápido que nunca, entre el imaginario de la gente es que si lees en un vehículo en movimiento se te puede dañar la vista porque se desprende la retina o no se que historias medicas totalmente infundadas.

En BCN siempre leía en el bus, en el metro y en el tren, no leía en la bici por mero cuidado de no ir a atropellar a un catalán pero de resto leía en cualquier vehículo en movimiento SIEMPRE y aparte de alguna dioptría mínima o máxima que ya tenía con anterioridad todo sigue en su puesto.

Aun así pretender mantener la costumbre de lectura en un Kra 54- Uninorte, UrbaPlaya o Granabastos-Cra 72 es como mínimo una locura, los buses brincan de un lado al otro, el chófer acelera en espacios donde no debe y frena en los que debería acelerar, el tumulto de gente, en fin, son tantas razones que intentar mantenerse concentrado en la revista más simple sería complicado no digamos cualquier lectura que necesite dos dedos de frente mas.

Aun así lo intento, hoy me encontré otro impedimento.

– Señor puede prender la luz por favor – le dije al “amable” chofer después que apago la luz roja, discotequera, mínima, que llevaba el bus y que le subiera todo el volumen a la canción de los Diablitos del vallenato que cantaba a viva voz.

¿Leer? ¿a estas horas? ¿y eso para que o que? – fue su contestación.

Así vamos.

Permiso, yo me bajo aquí…

Leer ¿y eso pa’ que?

Una de esas infundadas leyendas urbanas que se expande, hoy más rápido que nunca, entre el imaginario de la gente es que si lees en un vehículo en movimiento se te puede dañar la vista porque se desprende la retina o no se que historias medicas totalmente infundadas.

En BCN siempre leía en el bus, en el metro y en el tren, no leía en la bici por mero cuidado de no ir a atropellar a un catalán pero de resto leía en cualquier vehículo en movimiento SIEMPRE y aparte de alguna dioptría mínima o máxima que ya tenía con anterioridad todo sigue en su puesto.

Aun así pretender mantener la costumbre de lectura en un Kra 54- Uninorte, UrbaPlaya o Granabastos-Cra 72 es como mínimo una locura, los buses brincan de un lado al otro, el chófer acelera en espacios donde no debe y frena en los que debería acelerar, el tumulto de gente, en fin, son tantas razones que intentar mantenerse concentrado en la revista más simple sería complicado no digamos cualquier lectura que necesite dos dedos de frente mas.

Aun así lo intento, hoy me encontré otro impedimento.

– Señor puede prender la luz por favor – le dije al “amable” chofer después que apago la luz roja, discotequera, mínima, que llevaba el bus y que le subiera todo el volumen a la canción de los Diablitos del vallenato que cantaba a viva voz.

¿Leer? ¿a estas horas? ¿y eso para que o que? – fue su contestación.

Así vamos.

Permiso, yo me bajo aquí…