¿Es una mascara de toro con gigantes cuernos la que reposa en mi regazo?
Son las 945 pm, es domingo víspera de festivo, el bus intermunicipal va carreteando a gran velocidad, “hey chofer, cógela suave o quieres que nos matemos” gritó una voz cercana minutos antes; a lado y lado la carretera es oscura, todos a mi alrededor duermen exhaustos después de una jornada variada, algunos de tanto baile, otros por el trago, (nos)otros, los menos, por el peso de cámara, trípodes, micrófonos y todo el equipo de grabación, por la larga jornada, por las largas horas de rodaje.
Yo soy uno de ellos, al lado de la enorme máscara está el trípode, en él me apoyo para intentar descansar, aunque el cansancio extremo no me permite ni siquiera dormir, sólo me deja repasar a toda velocidad las imágenes vistas los últimos dos días.
En Puerto Colombia, al lado de Barranquilla está la calle 10, un barrio que en alguna época fue conocida por ser refugio de drogadictos, vendedores de droga y mil estigmas más, pero en donde hoy en día la Fundación Sanarte, un grupo de soñadores, de artistas, han dejado entrar el virus de la locura creativa y de la fantasía a través del grupo cultural Son Candela.
Artenauta es uno de los programas del Canal Uni5 TV, canal de TV de la Universidad del Norte que dirijo desde Enero de este año, en el cual pretendemos reflejar el acontecer cultural de la ciudad a través de las miradas de los más variados artistas. Hace unos meses fuimos a la calle 10 y exploramos un poco en su mirada.
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Después de esa primera visita seguimos en contacto con Dalfred y Cristina, las dos cabezas líderes de todo el movimiento artístico de la Calle 10 y después de un tiempo junto con Manuel (Realizador del canal) decidimos hacer un documental más investigado, mirando las razones, los cambios, las nuevas miradas, los métodos, todo lo que han ido haciendo y logrando con su emprendimiento social en la comunidad. Obviamente un documental necesita gente que apoye a nivel técnico y conceptual por eso nos apoyamos en Lincoln (uno de los realizadores del primer acercamiento) y Andrés (otro de los nuevos realizadores que está trabajando en el canal) para toda la parte técnica.
Este fin de semana estuvimos siguiéndolos nuevamente con la cámara, con el ojo que todo lo ve. El sábado hablamos nuevamente con ellos, nos contaron de donde surgió todo, porque hay ganas de hacer este tipo de acciones, en fin nos mostraron a través de palabras y de hechos todo lo que se ha conseguido hasta hoy en día sin casi ningún apoyo oficial; como para variar, este tipo de labores sociales deben ser hechas casi siempre con las uñas, con el interés, con la plata, con las ganas de sus gestores, lo cual no hace sino darle mayor valor del que ya tienen.
Desde las 10 de la mañana hasta casi las 6 de la tarde estuvimos compartiendo con ellos y con los más de 30 niños que hacen parte de Son Candela y pudimos ver como a través del arte Dalfred y Cristina se encargan de inculcar en los niños y en la misma comunidad marginada una serie de nuevos valores, de nuevos intereses, de nuevas opciones para la vida.
El domingo llegamos nuevamente muy temprano a la entrada de la casa que hace de sede del grupo; la cita era a las 8 am pues a esa hora nos recogería el bus que nos llevaría al cercano pueblo de Arroyo de Piedra (pueblo natal de Dalfred) en donde el grupo de danza de los niños y el grupo de teatro de los adultos se presentaría en el festival de la piedra.
Afortunadamente el documental, como la vida, no tiene libreto, nada está escrito y todo puede pasar. todos los problemas que tienen siempre para conseguir los recursos se reflejaron esa mañana pues el bus que le había prometido la alcaldía para desplazarse al festival y mostrar su arte nunca llegó. Después vinieron las excusas, que si el bus no tenía permiso, que si el conductor nunca llegó, en fin, todas las excusas que se pueden inventar cuando no se quiere cumplir con lo pactado.
Nuestra cámara estaba quieta, gran parte de la mañana se la pasó mirando muy disimulada los alrededores del barrio, pero acción lo que se dice acción no llegó. En algún momento pudimos hablar con Cristina o a Dalfred quienes molestos nos contaron lo que sucedía y porque todavía no salíamos hacia el pueblo, aun así nunca dieron su brazo a torcer, siempre estuvieron optimistas y sabían que de una u otra forma llegaría al pueblo. “Así sea con plata mía vamos” como dijo Dalfred después de un rato.
Desde la silla en la que esperábamos el inicio del rodaje pudimos ver como Dalfred y Cris se movieron por todo el pueblo buscando solución para el viaje porque sabían que no podía fallarle a toda la comunidad que ya tenía el paseo armado, las ollas con arroz con pollo, las gaseosas, la botellita de whisky de los papás es que la pinta dominguera de todos no podía quedar en el aire, no podían dejarlos como a las novias de Barranca.
Al final buscando acá y allá consiguieron que la alcaldesa de Puerto les diera 200 mil pesos y los papás se comprometieron a dar los otros 200 mil que faltaban para completar el cupo del bus. Que vainas, todo lo del pobre es robado, pensé. y no pude evitar preguntarme que hubiera pasado si los papás no hubieran podido dar la plata.
Casi a la 1.30 de la tarde, al fin, subimos al bus, al caliente bus, que nos llevaría a Arroyo de Piedra. El ánimo de la comunidad entera era alegre, los niños contagiaban con su bulla y risas a cualquiera, nada más subirnos y mientras nosotros, Manuel en una punta y yo en la otra, seguíamos grabando ellos cantaban:
– Yo tengo un piojo, que me pica por aquí, que me pica por acá y como no me gusta se lo paso a Stive.
– Yo tengo un piojo, que me pica por aquí, que me pica por acá y como no me gusta se lo paso a Mariana.
Y así hasta que se cansaban de animal y cambiaban el coro. Menos mal a mi nunca me lo pasaron.
Llegamos al pueblo, calles destapadas, burros y perros por todos lados, un calor infernal que casi no dejaba respirar y a la vez un tiempo de lluvia que amenazaba con dañar el poco tiempo de grabación que nos quedaba.
Aprovechamos mientras las mamás organizaban a los niños, les ponían los trajes del baile y los maquillaban dejamos a Lincoln grabándolos con la segunda cámara y nos fuimos Manuel, Andrés y yo con Dalfred y un grupo de padres a conocer la cueva de la Mojana, un espacio donde se desarrolla una de esas leyendas y tradiciones tan comunes en la costa caribe.
La idea era conocer el espacio, aprovechar y grabar alguna nota para Uni5 TV y hacer otra entrevista a Dalfred sobre una acción social con ancianos que adelantó en el pueblo. Pero el clima se encargó de seguir escribiendo el libreto y nos obsequió una lluvia que nos sirvió para retratar al personaje con un magnifico fondo lluvioso, mientras Andrés, Manuel y yo veíamos las duras y las maduras para poder salvaguardar el boom, el trípode y sobre todo la cámara de la lluvia.
Volvimos a la casa, ahí nos alimentaron con un delicioso plato de arroz con coco, pescado, un plato de la popular ensalada de payaso y un enorme vaso de agua e’ panela, que sirvieron para amortiguar el estómago que hasta esos momentos sólo susbistía con unos cuantos mangos y un sancocho de tienda que habíamos improvisado mientras había tiempo para comer algo.
ya casi a las 530 de la tarde, al fin salimos hacia la plaza del pueblo donde se llevaba a cabo el acto central de las fiestas de la piedra y donde estaba el escenario donde se presentarían los dos grupos que acompañábamos.
Llegar a la plaza fue encontrarse con todos los tópicos que rodean una fiesta popular de un pueblo perdido de la costa caribe, muchos puestos de comida, gente borracha, música a todo volumen, muchas risas, una tarima adornada con enormes picós que le daban más ecos al sonido, todo el pueblo volcado en el evento, las pintas domingueras y escotadas de las mujeres, los sombreros vueltiaos de los hombres, muchos niños “fregando la paciencia” y mil comportamientos más que de no ser por la poca luz que nos quedaba hubieramos retratado con tanto gusto.
Después de una espera, ciertamente eterna pues el cansancio ya empezaba a hacer mella en todo el equipo de realización que estábamos despiertos desde muy temprano, empezó la parte del evento que nos interesaba, bailaron los niños, un espéctaculo muy simpático en el que todos demostraron sus grandes dotes para el baile, hubo alguna niña que le dio miedo escénico pero en general todo estuvieron a la altura de las grande técnicas que sus profesores les han ido enseñando.
Después pasaron los adultos, una obra de teatro acompañada de música en la que Dalfred, Cris y los otros integrantes del grupo dieron todo de si para lograr que en medio del bullicio, el desorden e incluso el poco interés del público por una obra de teatro en medio del bailoteo común en estas fiestas todos dieran un tremendo aplauso, un aplauso sentido por la gran demostración de arte escénico que dieron al son de tambores y música típica todo el grupo.
Eran las 8.30 pm cuando al final acabó todo, apagué mi cámara cuya memoria quedó en el límite, más de 8 gigas de información visualsonora, Andrés apagó la cámara con la que grabó casi toda la obra, Manuel y Lincoln recogieron los últimos cables que quedaban dando vueltas y rematamos la noche con una cerveza y un chuzodenoseque mientras corríamos a coger puesto en el bus en el que todavía nos quedaba una hora de viaje además de tener que llevar los equipos a mi oficina y demás cuestiones.
…¿Es una mascara gigante de toro con gigantes cuernos la que reposa en mi regazo?
Son las 945 pm, es domingo víspera de festivo, el bus intermunicipal va carreteando a gran velocidad…
La realidad siempre supera a la ficción y retratar la realidad me gusta, me atrapa, me embruja…
Ahora toca capturar toda la información que tenemos, editar, postproducir, hacer guiones, script, armar todo el cuento, pero la historia me gusta, la historia me vende, se que será un gran documental.
Ya les iré mostrando…